Familiares manifestaron que las víctimas “no eran trabajadoras sexuales”.
Consternados asistieron los familiares de las dos bellas jóvenes asesinadas en la provincia de Los Ríos a sus velatorios.
Moradores sospechan de un tal “Come muerto”
Tahannee Juliana Andrade Salazar, de 25 años, fue velada en una sala Exclusiva de la Junta de Beneficencia, mientras que la tecnocumbiera Luisa María Moya Zambrano, de 23, en la casa donde vivía junto a dos pequeñas hijas, en Camilo Destruge y García Moreno, sur de Guayaquil.
Tras el hallazgo de los cuerpos, en Valencia (Los Ríos), el fiscal Jaime Guerrero mencionó que “las circunstancias en las que fueron encontradas (las mujeres) indican que se trataría de trabajadoras sexuales”.
Pero los allegados de las jóvenes desmintieron esta versión.
“Mi hija era cristiana evangélica. Ella no salía mucho de casa porque tenía cáncer linfático y por eso tampoco trabajaba. Nosotros le ayudábamos económicamente para sus medicamentos y las quimioterapias que se hacía en Solca. Lo último que supimos de ella fue un mensaje en su Facebook que decía: viajando a Quevedo”, contó Tanya Salazar, madre de Tahannee.
A su vez Evelyn Beltrán, amiga de Moya, relató que “Luisa era mi mejor amiga y nunca me ocultaba nada. Ella estuvo en varios grupos de tecnocumbia como Las Hembras, Kabanna, Son Caribe, entre otros. Además ganó el reality Las reinas de la tecnocumbia”.
La Fiscalía de Valencia investiga este caso para esclarecer las dudas que dejó la misteriosa muerte. Las víctimas fueron sepultadas la tarde de ayer en el cementerio general de Guayaquil.
“Se subieron en un carro”
Moradores que conocían a Luisa María manifestaron que “el (pasado) domingo ella estuvo tomando cerveza frente a su casa con una amiga”.
Un día antes del hallazgo de sus cuerpos las chicas fueron recogidas por un hombre no identificado en su vivienda. “Me dijeron ñaña ya venimos y se subieron a un carro”, manifestó una amiga de la infancia de Moya.
Otros testigos identificaron al sujeto que se las llevó como “Come muerto”, quien supuestamente trabaja en la Bahía vendiendo celulares. A la misma actividad se dedicó hace un año Moya y presumen que fue en esas circunstancias que lo conoció.
Aseguraron que el individuo merodeó la zona en su vehículo antes de la llegada de los cadáveres. “Reía y se burlaba en una esquina, tal vez nadie de las allegadas a las muertas quieran hablar de esto por temor”, comentó un testigo.
Fuente: DIARIO EXTRA*
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