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Santiago León y familia
Su experiencia. Economista de la Escuela Politécnica del Litoral. Dos maestrías, consultoría y gerente de la CAE por cinco años.
Su punto de vista. La producción y el comercio exterior son claves para la economía. Hay que facilitar y apoyar a los actores.
Cuando el huracán Katrina arrasó Nueva Orleans (Estados Unidos), a fines de agosto del 2005, la vida de sus 600 000 habitantes cambió. El resultado: 1 800 víctimas, casas destrozadas, lodo, suciedad, nada de servicios básicos y toda la ciudad en ruinas.
Al retornar a sus hogares, los damnificados tenían una tarea urgente: empezar de nuevo. Y esa fue una de las cosas que hizo el ecuatoriano Santiago León, un padre de familia (28 años), que vivía cuatro años en esa ciudad.
Su vivienda quedó destruida. Los recuerdos y fotografías no se recuperaron. Y su hija María Gabriela, recién nacida, ya no podía criarse allí. Él y su esposa decidieron regresar a Guayaquil y lo hicieron cuatro meses después.
León dejó a un lado ofertas de trabajo en EE.UU. La firma Scp Pool, distribuidora de materiales de construcción, le propuso un entrenamiento de dos años con sueldo. Tenía visa de trabajo, pero el futuro de la niña fue decisivo.
Él recién terminaba su segunda maestría de Negocios en la Universidad de Nueva Orleans. Aunque ya extrañaba a la familia y a la comida costeña.
Llegó a EE.UU. en el 2001 para estudiar Administración Pública, su pasión. Era lo que más deseaba cuando seguía Economía en la Escuela Politécnica del Litoral (Espol). Es más, su tesis de grado fue sobre ‘La Modernización de la Aduana y el Impacto en el Presupuesto General del Estado’.
No pensaba que luego iba a encargarse del timón de la Aduana, en febrero del 2007, cuando las denuncias de supuesta corrupción y evasión aumentaban.
En Nueva Orleans pensó que trabajar en el sector público era imposible, porque no tenía “padrinos”. Por eso estudió su segunda maestría de Negocios con énfasis en Finanzas, materia que dictó luego como docente.
León se considera de clase media alta, pero reconoce que para estudiar en el exterior le ayudaron sus calificaciones en la Espol. Por ello se ganó una beca. Fue cuando combinó el estudio con el trabajo (ayudante de cátedra y profesor). Luego obtuvo otra beca para su segunda maestría.
Desde joven fue emprendedor y siempre buscó ingresos propios. Ya en la Espol vendía celulares y hasta se puso una distribuidora. Le asaltaron el local y cerró. Luego administró un bar en el Colegio Domingo Comín.
En Guayaquil instaló una consultora y se dedicó a la docencia.
El gusto por los ternos y la ropa elegante persiste. No tiene marcas preferidas, pero exige calidad. Su cabello brilla y usa lentes de marcos negros para mitigar la miopía. Aquella imagen ha sido su estilo desde la etapa escolar, desde cuando sobresalió por sus buenas calificaciones.
Hasta los sábados mantiene la formalidad. A las 17:30 de un sábado reciente llegaba a su hogar con una imagen de ejecutivo. Solo le faltaba la corbata. Su casa, de dos pisos, está en una urbanización privada, vía a la Costa. La valoración del bien es de USD 104 000: la casa fue adquirida con un crédito del Seguro Social.
Dos guardaespaldas estaban pendientes del ahora Ministro Coordinador de la Producción, Empleo y Competitividad. Luego se retiraron y León entró a la vivienda. Las dos hijas (Gabriela, de 6 años; y Valeria, de 5) bajaron a saludarlo y a jugar con él. También se integró Santiago (2 años).
Confesó que tuvo una jornada laboral intensa y no lucía cansado. En la sala había retratos familiares. “Cuando llega a la casa es otra persona. Sonríe y hace bromas con sus hijos; es paciente”, dijo su esposa, Cecilia Moreno.
El teléfono del Ministro no dejaba de vibrar. Revisó los mensajes y siguió con su tarea de papá. No le gusta hablar de trabajo en casa. Santiago Jr. era el más activo y no cumplía las órdenes si no había un chupete de por medio.
Los tiempos libres los comparte en familia y lidera la rutina por cumplir. “Se caracteriza por ser muy hogareño y por ayudar en la casa”, insistió Cecilia.
“Quedamos en mantenernos siempre en contacto todo los días. Entiendo el sacrificio de trabajar en el sector público y no estar siempre con la familia, pero sabíamos los retos y riesgos”.
En el trabajo es estricto. Quien no cumple con las metas, se va.
Antes de tomar medidas evalúa su necesidad, riesgos y beneficios. Eso lo mostró al frente de la Corporación Aduanera Ecuatoriana (CAE), hoy Servicio Nacional de Aduana del Ecuador (Senae).
Así lo dice su amigo de infancia, Javier Cárdenas, quien lo acompañó desde la escuela hasta la universidad. En la administración aduanera, Cárdenas fue su mano derecha y colaboró en la elaboración de la nueva Ley Aduanera y agilización de los trámites. Ahora desempeña el cargo de director del Senae . “Para retirar a 359 personas de Aduanas se hizo un análisis técnico-profesional a cada empleado”.
A los 17 años, León quedó como único hijo, a pesar de que se crió con dos hermanos. A esa edad perdió a su hermano mayor en un accidente de tránsito. Años antes había fallecido su hermana.
Esto le afectó mucho y por eso reconoce el valor de vivir en una familia unida y en paz, sostiene ahora, a sus 34 años. Se crió en el tradicional barrio Centenario, a pocas cuadras del Colegio Cristóbal Colón, donde estudió.
Los amigos coinciden en que es sencillo, callado y le gusta escuchar a la gente antes de tomar decisiones. Eso fue lo que hizo cuando terminó el colegio. Después de varias consultas decidió parar sus estudios universitarios un año, para ser misionero salesiano.
Según León fue un año ganado ya que compartió las necesidades de las personas de escasos recursos económicos. “Nunca me faltó un plato de comida. Vivía en una burbuja y tenía que salir; la formación de una persona va más allá que la academia”, confiesa.
Cárdenas cuenta que a todos sus amigos les sorprendió que prefiriera hacer voluntariado en Manta. “Ni bien supo que había pasado el preuniversitario se fue a la misión. Era un año que dejaba de estudiar y nosotros nos adelantamos en la carrera”.
Diego León, el padre, trabaja en Diario El Universo desde el 2000 y a su madre, Clara Abad, le gusta cocinar. Su progenitor se especializa en publicidad, marketing y circulación. Al igual que los otros trabajadores del medio, Diego defiende a El Universo ante la demanda por supuestas injurias que presentó el Presidente.
El Ministro, en cambio, apoya la decisión del Mandatario. Padre e hijo no hablan del tema. “Acordamos no conversar del caso para mantener la armonía de la familia que es lo más importante. No vamos a pelearnos”, dice.
Tiene un círculo de amigos de confianza desde la adolescencia. Además de Cárdenas están María Williams, Mario Pinto, Fabián Soriano, como más cercanos.
Correa y León, ‘boy scout’
En el 2006 emprendió consultorías para las Naciones Unidas sobre temas de Autoridad Portuaria de Guayaquil y Aduanas. También escribió artículos sobre cómo modernizar la Aduana en la revista de la Cámara de Comercio de Guayaquil (CCG). Para entonces declaró en Impuesto a la Renta USD 877,88 y en el 2010 la cifra subió a USD 5 706,73.
Fue su amigo, Eduardo Aguirre, quien se convirtió en la ‘palanca’ para llegar al presidente Correa. Aguirre laboraba en la Aduana y por orden presidencial debía investigar lo que sucedía allí.
Contactó a León y este aprovechó su habilidad de docente para explicar las falencias que, a su criterio, encontraba allí. Al funcionario le gustó la exposición, pero no se atrevió a repetirla ante Correa y pidió a León que lo hiciera.
Correa lo hizo esperar cinco horas. Valió la pena, recuerda, porque le dio tiempo para pulir la presentación digital. A las 23:30 de un lunes de febrero del 2007 habló con el Presidente.
Lo que no se imaginaba: al ingresar a la oficina del Mandatario este lo reconoció como ‘ boy scout’. “Yo no me acuerdo, tenía 7 años, pero él sí me recordó”.
La presentación le gustó a Correa y en broma le dijo si aceptaba asumir ese reto. León se retiró sin aceptar o negar la propuesta.
Para ocupar la Gerencia de la Aduana, León solo quería que no le impusieran funcionarios. Quien se lo dijo al Presidente fue su esposa. Ella atendió la llamada presidencial para insistirle a su cónyuge que aceptara el cargo. “Le dije que Santiago sí estaba interesado, solo quería que se volvieran a reunir. Así pasó y esto nos cambió la vida”, dijo Cecilia.
Fabián Soriano, amigo y compañero de trabajo en la Aduana, explicó que los primeros días recibían amenazas. “Eran personas enquistadas en la entidad que estaban acostumbradas a evadir y contrabandear. Solo hacían llamadas para asustarnos y advertirnos que nos fuéramos”.
“Hasta los familiares fueron afectados”, reconoció Soriano.
León y su familia llegaron a tener hasta ocho guardaespaldas. “Al dictar clases en la universidad un militar me acompañaba y mis alumnos se asustaban. Mi hija mayor iba a la escuela y afuera del aula había otro militar”.
El entonces Gerente de la Aduana empezó a salir menos y evitaba acudir a eventos públicos. En los pasillos de Aduanas se rumoraba que la administración ‘Pañolín’, como habían apodado a los de su grupo por ser jóvenes, se iba. Pero estuvo cuatro años y ocho meses. Dijo adiós para ser Ministro.
Cambios y denuncias
Eduardo Peña, presidente de la CCG, reconoce la labor del funcionario. “Es muy técnico y soluciona los problemas ágilmente. La juventud talvez le acarrea un problema de falta de experiencia, mas la buena intención y la capacidad de trabajo fueron suficientes para seguir adelante”.
En ese tiempo (2007-2011) León hizo cambios. Eliminó las verificadoras, agilizó los trámites aduaneros, redujo el personal, automatizó los sistemas y mejoró los controles. “Una de las decisiones más duras fue despedir personal. Ahí se fueron hasta mis amigos del colegio” .
Alexandro Ponce, uno de los despedidos, aclaró que no hubo reducción de personal y que más bien aumentó el número de empleados para ubicarse en 1 650.
Él muestra una carpeta e informes de la Aduana para hacer sus denuncias. Ponce trabajaba en Asuntos Internos e hizo investigaciones que, al parecer, involucraban a los amigos de León.
“Llevó a sus amigos y la mayoría está envuelto en irregularidades. Por orden de León me pidieron que archivara los procesos, no lo hice y por eso me sacaron”.
Las supuestas irregularidades detectadas fueron por reembarque, muestras sin valor comercial, salida de mercaderías sin registro sanitario y liquidaciones no reales de mercaderías.
Las denuncias reposan en la Fiscalía. León dijo que nunca pidió que se archivaran los procesos.
Otro denunciante es Jorge Escala. El asambleísta del Movimiento Popular Democrático lo responsabiliza de lavado de activos y exportaciones ficticias a Venezuela. El ministro León se defiende y señala que es una mentira. “Todos los procesos se están investigando en la Fiscalía”, responde.
Según Eduardo Peña, León debe mostrar ahora sus habilidades de político, no de técnico.
Para ser Ministro compitió con Mauricio Peña y Verónica Sión. Correa optó por León y lo posesionó el pasado 10 de noviembre. Su antecesora, Nathalie Cely, tuvo sectores que la respaldaban y otros que la criticaban. Es la herencia que tiene.
“Solo denme tiempo para demostrar mi trabajo y ejecutar los proyectos que requiere el país”, pide, en tono serio, mientras mira a sus hijos que juegan en el patio de la casa. Pronto se une a ellos.
Fuente: EL COMERCIO*
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