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Al menos 10 niños somalíes mueren a diario por desnutrición y pobreza extrema.
Por: César Paz-y-Miño
El drama se extiende al pueblo de Etiopía y a otros países del cuerno de África donde existen 12 millones de personas en crisis humanitaria, un mal nombre para describir una situación de guerra, violencia, hambre, pobreza, ante la indolencia de la humanidad.
Desde 1991 en que se inició la guerra en Somalia, los medios de comunicación nos dan apenas pincelazos de información de la grave realidad del país. Más importa a la sociedad los millones de dólares que ganan los hombres más ricos del mundo, la actriz de moda, el futbolista más cotizado, la mascota más ornamentada o los toros. Importa más lo banal.
Tienen más despliegue informativo el éxito de los bombardeos de la OTAN, la infecunda invasión a Iraq y Afganistán, y muy poco los conflictos de la Franja de Gaza, las protestas israelíes, españolas, inglesas o chilenas, y solo se informa de lo que ocurre en países aliados a las potencias occidentales como Egipto, cuando se desbordan las protestas sociales; incluso se oculta la crisis financiera de USA despidiendo al atrevido que bajó de categoría triple A a la potencia.
¿Y Somalia? Esta nación carece de petróleo y de agua, no tiene diamantes, oro o uranio. Somalia solo tiene pobreza. Allí mueren 115 personas por cada mil nacidos y se registra un analfabetismo del 98%. Uno solo de sus hospitales de 4000 camas, alberga niños enfermos con sarampión, afección prevenible tan solo con una vacuna; en este mismo hospital de voluntarios que apenas tiene 15 médicos, 40 enfermeros y 90 auxiliares, y ha registrado ya 25 mil muertos.
La Cruz Roja necesita 60 millones de dólares para afrontar la crisis inmediata que en un año provocó 300 mil muertos y que ahora tiene medio millón de niños e igual número de adultos, a punto de morir.
Los gobiernos de las potencias prefieren gastar 200 veces más en armas que en la lucha contra el hambre, lo que significa dilapidar casi 4 mil millones de dólares por día para producir muerte. Ni monarcas haraganes, ni jeques dadivosos, ni religiosos caritativos se conduelen de la hambruna en África.
En la reciente boda real inglesa se gastaron 300 millones de dólares; 100 millones en el viaje del Papa a España; 15 mil fragmentos de chatarra contaminan la órbita de la tierra fruto de trillones de dólares de gastos. La humanidad solo recicla 11% de los aparatos eléctricos del mundo, el resto es basura. La ONU aprueba la guerra contra Libia, pero Somalia está huérfana de padres y padrinos.
Fuente: EL TELÉGRAFO*
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