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Edmundo Vera Manzo
edmundoveramanzo@hotmail.com
EL TELÉGRAFO
La inseguridad se maneja deliberadamente como una estrategia política maniqueísta, segregacionista, de exclusión social y personal, para poner de un lado a los “buenos”, a los privilegiados, a quienes tienen todas las posibilidades de que sus potencialidades se hagan realidad y viven en condiciones humanas.
La seguridad y la inseguridad son temas complejos que tienen múltiples dimensiones (desde lo planetario a lo individual), diversidad de sistemas que lo atraviesan (políticos, económicos, militares, policiales, sociales, educativos, jurídicos, etc.), visiones multidisciplinarias y transdisciplinarias (abarcando las miradas de la mayor cantidad de ciencias posibles) y el afán de resolver sobre la base de los intereses políticos (de mayor o menor dureza para combatir la inseguridad o posiciones que van hacia lo preventivo, como lo es a través de la educación y el trabajo digno para todos). Los medios de comunicación y el consumismo inciden en la inseguridad.
La inseguridad ha sido ubicada en el centro de las preocupaciones mundiales, pero no para enfrentarla y actuar sobre sus causas, sino como un pretexto para justificar las medidas represivas en sus diversas formas: armamentistas (fabricando mayor cantidad de armas, aumento de las fuerzas armadas, policiales y empresas privadas de seguridad), endurecimiento de las leyes (aumentando los años de prisión y disminuyendo las edades de responsabilidad penal de los menores de edad), como un mecanismo para controlar a grandes poblaciones de los países y separarla de quienes consideran no reúnen un conjunto de cualidades y competencias (países, ciudades, barrios, viviendas y centros educativos).
La inseguridad se maneja deliberadamente como una estrategia política maniqueísta, segregacionista, de exclusión social y personal, para poner de un lado a los “buenos”, a los privilegiados, a quienes tienen todas las posibilidades de que sus potencialidades se hagan realidad y viven en condiciones humanas; y, al resto, a los marginados, a los estados fallidos, a las razas y religiones “malditas”, a los que viven en la pobreza y extrema pobreza, a las personas inteligentes excluidas de los centros educativos por tener deficiencias en algunas habilidades cognitivas específicas, condenándolos a vivir como poblaciones marginadas, ghettos, campos de refugiados, pandillas, grupos e individuos aislados y excluidos.
La riqueza acumulada por la humanidad por miles de años hasta el presente solo ha servido para que unos pocos tengan todo tipo de seguridades (alimentación, salud, educación, trabajo digno, paz y respeto mutuo) y la mayoría inseguridad permanente. Es la hora de la contribución de los más ricos, para que se puedan dar las condiciones de vida para la seguridad de todos.
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