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EL COMERCIO
La casa de la calle principal y la manzana O de La Pradera, en el noroeste de Manta, se asemeja a un escenario de guerra: las paredes destruidas y los muebles regados por el piso en pedazos.
Un artefacto explosivo fue arrojado hacia la vivienda por cuatro desconocidos que se movilizaban en dos motocicletas. El acto, de corte terrorista, se registró ayer, cerca de las 03:30, formó un orificio de 80 centímetros de diámetro y 50 cm de profundidad.
“No podemos creer que esto esté sucediendo en Manta, es como en las películas, los niños y adultos nos despertamos con el estruendo”, dijo Verónica C., habitante del sector popular. Mariana F., quien vive en una zona aledaña al lugar del atentado, ayer no envió a sus dos hijos a clases.
La escuela en la que estudian está al frente de la casa afectada. “Me da miedo, a pesar de que están los policías en el lugar uno nunca sabe lo que los delincuentes puedan hacer, los estruendos de bombas y ráfagas de balas se han convertido en hechos cotidianos desde hace un año”.
El jefe del comando de la Policía en Manta, Miguel Cisneros, indicó que los expertos del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) determinaron que el atentado fue perpetrado por un artefacto explosivo de alto poder.
Del atentado a la casa resultaron ilesos los tres adultos y un menor de edad, quienes dormían en el fondo de la vivienda. Dos adultos sufrieron heridas leves. La onda expansiva de la explosión provocó que las paredes de ladrillo reforzado se trizaran y se desplomaran. La casa quedó reducida a escombros mientras que la unidad habitacional de Narcisa A. quedó dañada completamente en su estructura interna. Además, el techo de dos viviendas contiguas voló hasta la calle.
La explosión causó daños en la tubería de agua potable, lo cual hizo que gran cantidad del líquido se derramara e inundara la vivienda atacada. En esa casa funcionaba un taller de reparación de artefactos eléctricos.
Televisores y radiograbadoras que estaban listos para ser entregados quedaron destruidos por la explosión.
“Lo peor son las secuelas psicológicas”, dice un habitante de la zona. La semana pasada fue asesinado en ese sector un joven que había llegado desde Estados Unidos a visitar a su enamorada. El 3 de septiembre del 2010 en el barrio fueron acribillados tres integrantes de la banda Los Choneros, la cual según la Policía estaría vinculada a sicariato.
Cisneros dice que las tareas de Inteligencia en torno al caso se concentran en indagar entre vecinos, familiares y amigos de los ocupantes de la casa atentada. Estos, al parecer, “habrían sido amenazados y no se descarta que esas personas que causan temor y miedo sean los autores de este atentado”, señala el Jefe policial.
Según Douglas Yépez, jefe (e) del GIR, se trató de “una explosión seca; sin incendio. La onda expansiva fue tan fuerte que destruyó completamente la casa objetivo de los antisociales”. El GIR estima que se habrían usado 1,5 libras de explosivo que pudo ser pentolita, dinamita, C4 o TNT.
El propietario de la casa se quedó en el lugar mientras que los dos adultos y el niño fueron conducidos a viviendas de familiares en Manta. “No sabemos quiénes nos quieren hacer daño”, dijo.
Este es el segundo atentado de similares características que se registra en el sector. Hace tres meses explotó una bomba a tres cuadras. “Los grupos de élite que fueron desplegados por el Ministerio del Interior para que trabajen en Manta deberían investigar por qué en la ciudad circulan explosivos de mediano poder”, dice Enrique M., profesional.
“Esto no se trata de juegos pirotécnicos, son explosivos que causan daño, ahora han destruido una vivienda”, enfatizó.
Para Oswaldo B., un dirigente barrial, la explosión de La Pradera es al puro estilo del terrorismo. “Aquí lo que se ve a las claras es que el crimen organizado tiene células en Manta y el país o es que los que protagonizaron este atentado son buenos alumnos de lo que no se debe hacer en una sociedad civil que tiene costumbres de buen vivir”. Además dijo: “Nunca se escuchó este tipo de acciones en Manabí. La gente tiene su temperamento, pero el uso de explosivos es palabra mayor”.
De hecho, informes oficiales publicados en la página oficial del Sistema de Información para la Gobernabilidad Democrática (Sigob) entre los delitos más frecuentes que se han presentado este año no constan explosiones. Solo aparecen robo a personas, a domicilios, asalto a locales comerciales y asesinatos. Por este último hecho, en Manabí se registran 80 víctimas.
“Terrorismo es causar terror y eso es lo que produce este tipo de atentados”, dice Oswaldo B.
La violencia en Manabí
Hace 12 días, una llamada anónima informó que desconocidos habían dejado un artefacto explosivo después de haber asaltado una agencia financiera en el centro de Portoviejo. El análisis del paquete por parte de técnicos del GIR mantiene a los policías en el trabajo de investigación. Luego se determinó que se trataba de una falsa alarma.
En mayo último, una llamada anónima al conmutador del Municipio de Manta advertía sobre la supuesta presencia de un artefacto explosivo en el interior del Cabildo. Perros especializados en olfatear pólvora y expertos en explosivos llegaron al lugar. Tres horas después concluyeron que todo era falso.
El 25 de mayo, 70 policías de élite, del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) y del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) llegaron a Manta para reforzar la seguridad en las calles. La medida (que también se aplicó en Guayaquil, Cuenca, Esmeraldas, Huaquillas y Quito) fue adoptada por el Ministerio del Interior.
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