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El narcotráfico. Esta es la principal actividad a la que Los Rastrojos se dedican en la frontera entre Ecuador y Colombia.
Esta revelación, sobre el grupo criminal más poderoso de Colombia con unos 3 000 integrantes, la hizo la Unidad de Bandas Emergentes de la Fiscalía General colombiana.
Según esta, no es casualidad que las áreas de influencia de Los Rastrojos estén en Nariño, el departamento colombiano con la mayor concentración de cultivos ilícitos de coca. Con mayor fuerza, también se dedican a la microventa de drogas en las ciudades.
Para John Marulanda, analista colombiano en asuntos de seguridad, la presencia de bandas criminales de su país en Ecuador cobra cada vez más fuerza. En junio, en Cali fue detenido Reinaldo B., presunto enlace entre Los Rastrojos y el cartel de Sinaloa (México).
El general Óscar Naranjo, director de la Policía colombiana, dijo que el prisionero había llegado de Ecuador y que se había reunido con gente de Sinaloa en Manta para el envío de droga.
Además -dice la Policía- habría mantenido contactos con una persona del cartel de Sinaloa, con quien monitoreaba la circulación de moneda extranjera ilegal.
En estas semanas, Marulanda recorrió puntos de la frontera entre los dos países y confirmó a este Diario que es notoria la operación de grupos que se han formado con armados que integraban el cartel del Norte del Valle.
“Han extendido sus tentáculos en el Ecuador y desde allí a Bolivia. Ecuador se ha convertido en un país de tránsito de mercancía, de lavado de dinero de narcotráfico y Bolivia en un centro de producción”, sostiene.
En Ecuador, este cartel también es investigado por posible lavado de dinero. A finales de agosto se conoció en Quito que una red internacional habría transferido al país, vía Internet, USD 4,5 millones provenientes de la droga.
Los Urabeños es otra de las bandas criminales de Colombia que ha penetrado en suelo ecuatoriano, según la Unidad de la Fiscalía. Este grupo tiene de 1 800 a 2 000 hombres armados. Su jefe fue Daniel R., de quien en Colombia se refiere que fue un paramilitar, dedicado a las drogas.
Según la Policía colombiana, Daniel R. tuvo fuertes vínculos con Carlos Castaño, cabecilla de los escuadrones paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Ahora está detenido.
El tráfico de drogas constituye la principal actividad del grupo, según la Fiscalía. En días pasados, precisamente, la Policía colombiana se incautó de 2,2 toneladas de clorhidrato de cocaína que habría pertenecido a Los Urabeños.
Este grupo tiene su base de operaciones especialmente en áreas de Antioquia, Cauca y Córdoba. En Ecuador han sido apresados ciudadanos colombianos que por narcotráfico eran buscados por la justicia de ese país.
Uno de ellos, por ejemplo, John Jairo V., quien en Bogotá era considerado cabecilla del brazo armado de la banda delictiva Cordillera. Agentes dicen que esta mafia es la encargada del 90% de la venta de droga al menudeo en las ciudades de Colombia. En el país, el extranjero era conocido en Cuenca, lo llamaban ‘Don Jairo’, y al parecer tenía bienes raíces.
Otro detenido en Ecuador es Ramón Q., a quien se lo acusa de ser uno de los 10 narcotraficantes más buscados por EE.UU.
A comienzos del 2010, la Oficina del Tesoro de ese país incluyó en la lista Clinton a 19 personas y a 16 firmas ligadas a la estructura mafiosa de este hombre.
La última detención se produjo en agosto pasado. Carlos Andrés B. era buscado en ocho países y los agentes lo apresaron en Cuenca. En respuesta a la operación creciente de las bandas criminales en Tumaco, el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, dispuso, la semana pasada, el refuerzo de los patrullajes en esa región del departamento de Nariño, fronterizo con el Ecuador.
En concreto, el Mandatario dispuso la activación de la Brigada de Infantería de Marina número 4, en Tumaco. Esta unidad se enfocará en la lucha contra los grupos criminales. Ese cuerpo está integrado por 2 780 uniformados y en los próximos 90 días se reforzará con 600 agentes más.
En Colombia, la Policía detectó que los cabecillas de Los Rastrojos son los hermanos Luis y Javier C.
El primero integró el desaparecido cartel del Norte del Valle.
En su mayoría, el grupo neoparamilitar está integrado por los llamados ‘paras’ desmovilizados.
Uno de sus enclaves se sitúa en el sureño departamento de Nariño, zona cercana a Ecuador.
En particular tiene sus centros de operaciones en áreas rurales de los municipios de Tumaco, Policarpa, Combitara, Linares, Samaniego, Barbacoas, Llorente, Roberto Payán y Pasto.
En la zona, una de las alas de la organización delincuencial, con 130 hombres en sus filas, adopta el nombre de Las Rocas del Sur.
La Constru, otra ala de la organización criminal, tiene su enclave en Puerto Asís, en el departamento de Putumayo, igualmente en la frontera con Ecuador.
Agentes dicen que allí maneja el tráfico de drogas, una actividad que comparte con el Frente 48 de las FARC. Y se calcula que produce más de 2,5 toneladas de cocaína al mes, que son enviadas a los mercados internacionales. También tiene grupos de sicariato.
Los crímenes en Quito
El 24 de junio pasado, el colombiano Óscar R. fue baleado en las avenidas Brasil y Granda Centeno. Según testigos, el hombre fue acribillado por dos desconocidos que iban en una moto.
El 28 de julio de este año, dos colombianos fueron asesinados en la zona industrial de Carcelén, norte de Quito. Los policías hallaron los cuerpos maniatados y con varios disparos.
El 11 de julio una pareja de colombianos fue acribillada en el semáforo de las avenidas De la República y Eloy Alfaro.
La semana pasada, en el Chota fueron hallados los cuerpos de dos extranjeros con heridas de bala en la cabeza.
Fuente: EL COMERCIO*
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