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Una patrulla policial se volcó luego de impactar contra otro automotor. Los policías que estaban en su interior resultaron heridos
El Hospital de la Policía registra un mayor número de miembros asilados, debido a percances en las vías durante su trabajo cotidiano. Los heridos de bala son otros de los pacientes más comunes.
Los accidentes de tránsito son una importante causa de mortalidad e invalidez no solo en la sociedad civil, sino también entre los miembros de la Policía Nacional.
En la actualidad, informó el director del Hospital de la Policía en Guayaquil, Nelson Pozo, la mayor cantidad de policías heridos (60%) se da por accidentes de tránsito, seguido por herida de bala (40%). El oficial enfatizó que la mayoría de las eventualidades se producen en momentos y por situaciones inherentes al trabajo profesional diario.
Es decir que los accidentes de tránsito, ya sean provocados por imprudencia o impericia de los uniformados u otros conductores, ocurren en instantes que los policías realizan el patrullaje preventivo o persecuciones a sospechosos.
En el caso de muerte por heridas de bala, Pozo precisó que esa situación se presenta cuando el agente hace uso progresivo del arma, durante balaceras o enfrentamientos con malhechores.
Eso precisamente fue lo que pasó con el cabo Segundo de Policía Milton Sánchez, de 28 años, quien fue baleado por dos ocasiones, cuando repelía un ataque armado de una presunta banda de delincuentes en la ciudad de Machala (El Oro).
Ayer, dos días después del suceso, debido a la gravedad de las heridas, el uniformado fue trasladado al Hospital de la Policía en Guayaquil, en el que se encuentra asilado en el área de cuidados intensivos.
Pozo indicó que ese nosocomio brinda atención médica a los agentes que prestan sus servicios en Guayas, El Oro y Manabí, puesto que en las dos últimas provincias solo hay dispensarios médicos.
Por su parte, Orlando Jácome, jefe de Operaciones del Comando de Policía del Guayas, manifestó que con la finalidad de reducir los accidentes de tránsito en los que están involucrados sus subalternos, las últimas convocatorias para aspirantes a policías, que realiza la institución, consta un número importante de conductores profesionales.
Solo en el último llamado, realizado el pasado 18 de octubre, la Policía requiere 130 conductores que, después de un año de capacitación, podrían prestar su contingente en las jurisdicciones de Guayas, Manabí, Santa Elena, Azuay y Sucumbíos.
El título de conductor profesional y la licencia de choferes tipo C, D o E son dos requisitos sine qua non para inscribirse en el curso.
No obstante, los miembros policiales gozan de un seguro que les cubre un gran porcentaje de la emergencia, a través del Instituto de Seguridad Social de la Policía (Isspol).
En ese sentido, Marcos Salazar, director del Isspol, explicó que todos los policías tienen un seguro de vida que asciende a 21.000 dólares, pero en caso de invalidez, cesantía y pensiones cuyos valores varían según el grado y la antigüedad.
Señaló, además, que todos los policías firman una plica (sobre cerrado en el que se reserva algún documento que no debe publicarse hasta fecha u ocasión determinada), en el cual, según su voluntad en vida, consta el nombre o nombres de las personas que recibirían los valores, en caso de muerte súbita.
Pozo indicó que un promedio de 2 policías ingresan diariamente al hospital de la institución, por diversas causas, así como 4 ó 5 familiares en el mismo período.
Como dato relevante, el jefe policial informó que el miembro de la institución puede ingresar a cualquier hospital o clínica particular, puesto que hay convenios suscritos por ambas partes para atender las urgencias.
Asimismo, la entidad policial cuenta con helicóptero y ambulancias debidamente equipadas, para que en caso de requerir otras especialidades, cualquier policía pueda ser trasladado a otras casas asistenciales.
Ese fue el caso del policía Édgar Ponce Loor, quien en marzo de 2010 sufrió quemaduras en varias partes de su cuerpo, durante una manifestación en los exteriores de la Universidad de Guayaquil. El gendarme fue llevado a la Sala de Quemados de la clínica Guayaquil, debido a que el nosocomio de la institución policial no cuenta con uno especializado.
Pozo recalcó que la atención en los hospitales policiales no es solo a los uniformados, sino también a familiares e hijos, incluso a gran parte de la comunidad.
Fuente: EL TELÉGRAFO*
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