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Correa festeja con sus simpatizantes luego de conocer los resultados de la elección por la consulta popular/ Foto: Micaela Ayala-Andes
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, se impuso en un nuevo proceso electoral que, entre sus principales puntos, propone reestructurar el sistema de justicia, penalizar el enriquecimiento ilícito no justificado y la no afiliación a la seguridad social, regular los contenidos explícitamente sexuales y violentos en los medios de comunicación.
Esos cambios -según el mandatario- empezarán inmediatamente, lo que significa una mayor responsabilidad.
En este proceso, Correa tuvo como detractores a sectores disímiles. “El agua y el aceite”, como él mismo lo calificó: la prensa, la jerarquía de la Iglesia Católica, antiguos aliados, los políticos tradicionales (la partidocracia), la (otrora) poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas –Conaie-, sindicalistas, agrupaciones de izquierda radical… Luego de cuatro años y medio de gestión, el respaldo de la base popular al mandatario parece seguir intacto ¿Cómo se explica esto?
Adrian Bonilla, director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), dijo a Andes que el apoyo a Correa se sustenta en la habilidad del mandatario para comunicarse con las masas y en una muy talentosa y enorme capacidad publicitaria.
Otro de los aspectos de peso es que el economista de 48 años ha logrado la estabilidad política del país, luego de varios años de incertidumbre por el descontento de la población con sus gobernantes.
Pese a que Correa a dejado en claro que la consulta no se trataba de un plebiscito para medir su popularidad –que registra altos índices- con su aprobación el jefe de Estado sale fortalecido y energizado, con un importante capital político para llevar adelante los cambios que propugna.
El presidente de la Federación Ecuatoriana de Sociólogos, Napoleón Velástegui, señaló que este gremio realizó un análisis del fenómeno político que encarna Correa y llegaron a la conclusión que el pueblo -la fuente de donde emana el poder- tiene una firme decisión de cambios.
“Esa convicción de cambio es consecuencia de una escuela, de un aprendizaje, que hizo a lo largo de dos décadas, 80 y 90, de sufrimiento que determinaron que exista una voluntad férrea de cambio”, sostuvo el profesional.
No es un premio, es una exigencia de cambio
Santiago Pérez, de la empresa SP Investigaciones, indicó que el resultado de la consulta evidencia que hay una conducta, una voluntad social, para propugnar un cambio profundo.
“Yo no veo que esto pueda ser considerado un voto de premio hacia el presidente o hacia el Gobierno, es un voto de exigencia hacia el Gobierno e instituciones (la Asamblea Nacional, el Poder de Control Social), para que lleven adelante las propuestas que hoy han aprobado los ecuatorianos”, dijo Pérez.
El analista no considera que Correa abuse de los procesos electorales –como han cuestionado algunos sectores-. “Pienso que mientras más se consulte a la población, mejor. Mientras más ejercicio democrático, mayor aprendizaje va a haber”.
No obstante, para Felipe Burbano de Lara, catedrático de la Flacso, la consulta se trató un mecanismo de legitimación de un Gobierno que no actúa –a su criterio- en el marco de la Constitución.
“En torno a la voluntad popular (Correa) tiene un margen de acción mucho más amplio, más discrecionalidad y más arbitrariedad. Me parece que eso es lo que busca este Gobierno permanentemente: ir a las urnas para renovar esta adhesión popular”, sostuvo.
Correa encarna la voluntad de cambio
Velástegui cree, en cambio, que el pueblo tiene una dirección clara: “hay que transformar el país” luego de las décadas de desastres y de golpes al sistema financiero, del festín petrolero, de la corrupción en la Policía, en el desorden que hay en el sistema judicial, la falta de afiliación al Seguro Social…
“El punto central nos lleva a una expresión popular: este es el que estábamos buscando”, dijo el sociólogo en referencia al liderazgo que la ciudadanía reconoce en Correa.
Señala que la población hizo varios ensayos, probó con varios candidatos a los cuales les entregó su confianza, que resultó traicionada, pero mantuvo su férrea convicción de cambios. Hasta que encontró un individuo (Correa) que satisface esas expectativas y, por tanto, está robusteciendo la identificación con ese líder.
Inteligencia, honradez y valentía son tres características que los ciudadanos valoran en el mandatario, subrayó, porque no es posible enfrentarse a tantos intereses poderosos sin tener esas virtudes.
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