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EL COMERCIO
Dennis Rodríguez P. Corresponsal en Bogotá
Francesco Forgione (Catanzaro, Italia, 1960), ex presidente de la Comisión AntiMafia de Italia y especialista en el tema de las organizaciones delincuenciales dialogó con este Diario en Bogotá, donde presentó la reedición de su libro ‘Mafia export’, que es una suerte de atlas mundial del crimen organizado.
¿Considera que países que no exigen visas a extranjeros, como el Ecuador, pueden ser sitios propicios para el encuentro o las actividades de grupos criminales?
Sí, si el Ecuador va a producir coca. Ahora no es un productor, pero hay una actividad en este sentido. Existe documentación sobre algunos negocios entre la Ndrangheta, la mafia más peligrosa del mundo, y Ecuador.
¿Qué opina de las declaraciones de Jay Bergman, director de la DEA estadounidense para la Región Andina, en el sentido de que Ecuador es como la ONU del crimen organizado?
Creo que en Ecuador hay un problema porque es el ‘cruce’ del crimen organizado y porque se está transformado en un país que produce y negocia coca. Si hay esto, necesariamente también existe un punto de encuentro para todos los que tienen necesidad de hacer ese negocio.
¿Ecuador es un punto de encuentro de los grupos criminales?
El capo de la DEA seguramente tiene elementos para decirlo. Yo tengo elementos para decir que hay coca y que esta sale de Ecuador y que va para Europa. También que hay narcotraficantes de Calabria que tienen intereses en esos negocios.
En su libro ‘Mafia export’, usted habla de una mafia transnacional que tiene muchas conexiones en el mundo. ¿Existe una decisión política en los países en que se ha incrustado, para enfrentar a esas redes criminales?
Creo que no. En este siglo, con el proceso de globalización, las tres mayores mafias de Italia -la Cosa Nostra de Sicilia, la Camorra de Nápoles y la Ndrangheta de Calabria- se expanden en el mundo, lo ‘colonizan’ a través de su influencia y control en la ruta del dinero. A esas mafias hay que enfrentarlas en dos ámbitos: el financiero y el judicial. Pero pienso que no hay la voluntad política suficiente en este momento para golpear las mafias y el narcotráfico. Tampoco la hay para hacer frente a la corrupción global, que es la otra cara de este problema.
Para ilustrar al lector, ¿cuál es la masa de dinero que mueve al año la mafia internacional en conjunto?
Puedo hablar con seguridad sobre el dinero que mueven las tres mafias de Italia. Anualmente tienen ingresos de entre 120 000 y 150 000 millones de euros. Es solo una parte del dinero del crimen organizado a escala mundial. Junto a esto, hay que decirlo, en Italia existe un costo social de la corrupción de entre 60 000 millones y 62 000 millones de euros. El tema aquí es que solo el 30% y 40% de ese dinero se requiere para continuar con las actividades criminales clásicas. El resto es ‘blanqueado’ en la economía legal. Y aquí surge la pregunta: ¿Cuál es la frontera entre la economía legal y la ilegal? Si es Italia así, ¿qué es Colombia?
¿Esas mafias se han aliado con las organizaciones criminales de Sudamérica?
Sí porque el negocio de las drogas, y sobre todo el de la cocaína, es fundamental para estas mafias en el proceso de acumulación de capitales. Este es el negocio que más dinero genera para las organizaciones criminales de Italia y en especial de la Ndrangheta. Esta es la que lleva la cocaína a Europa y la distribuye por el continente. Es también el principal interlocutor de los carteles de la droga colombianos y mexicanos.
¿Hay indicios de una alianza de las mafias con Al Qaeda para que esta red mantenga ‘células dormidas’ en países de Latinoamérica?
No. Por una razón: la mafia es un sistema de poder con su propia ideología y no puede subordinarse a otra estructura. Pero sí hay relaciones con sectores paramilitares de Colombia, como las hubo con Salvatore Mancuso (Ndlr: ex jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia, extraditado a EE.UU.). También hay nexos en México con Los Zetas y con Joaquín ‘Chapo’ Guzmán.
Usted ha mencionado que las mafias penetraron en Venezuela.¿Qué sustenta esa afirmación?
Venezuela es uno de los países con mayor migración italiana. Y hay presencia, que se puede llamar histórica, de la mafia de la Cosa Nostra. Desde los años setenta allí está una poderosa familia italiana que se ha dedicado al narcotráfico y lavado de activos. Y en la actualidad, en Venezuela también se nota muy fuerte a la Ndrangheta y a La Camorra porque ese país es una de las puertas de salida de la droga colombiana hacia Europa.
¿Qué tan permisivo ha sido el gobierno del presidente Hugo Chávez con las actividades de esas mafias?
No más y no menos que los otros gobiernos. La presencia de las mafias en Venezuela ha crecido en los últimos 25 a 40 años.
¿Cómo luchar contra el narcotráfico?
Para luchar contra el narcotráfico hay tres elementos. El primero es una política de prevención en los mercados de consumo. El segundo es una política de lucha y represión a los narcotraficantes, sobre todo golpeando sus capitales y patrimonio con la extinción del dominio. Y tercero, la reconversión agrícola de las zonas de cultivos de la hoja de coca, para demostrar a miles de mujeres y hombres que pueden vivir sin la producción de coca. Si no se hace todo eso, seguirá predominando la política norteamericana (estadounidense) y de la ONU, que ha fracasado en todo el mundo. No ha tenido éxito en Colombia que, como ayer, sigue siendo el primer productor de coca del mundo.
¿Investigar a mafiosos implica un riesgo para su vida?
No me gusta hablar de eso. Yo sé que tiene un riesgo, pero no es la prioridad de esta lucha.
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