sábado, 6 de agosto de 2011

Paseo por manglares y acantilados

***SNN


EL COMERCIO*

Entre Crucita y San Jacinto. A la playa de Crucita llegaron los turistas de la Sierra. Los visitantes caminan por el sitio La Boca, cerca a la zona de los manglares.


Manabí posee una diversidad de alternativas turísticas. Para muestra, los enclaves marinos de Crucita y San Jacinto, en la provincia de Manabí.


Allí el visitante tiene la opción de recorrer los manglares de La Boca, donde el río Portoviejo desagua hacia el mar. Esa zona, ubicada a 30 minutos de Portoviejo y a una hora de Manta, es acogedora. En la desembocadura del Portoviejo el agua dulce y la salada del océano se unen y crean playas únicas aptas para la diversión, especialmente de los niños.


El manglar de 50 hectáreas se recorre a bordo de canoas cuando sube la marea. Allí se observa a las colonias de pelícanos, fragatas, gallaretas, palomas, patos y las infaltables ibis (ave zancuda) que viven en las copas de los mangles.


Génesis Vélez es promotora de turismo de la zona. Esta joven, que cursa el último año de bachillerato, guía a los turistas que visitan Crucita. El paseo por el manglar, la observación de las actividades de los trabajadores en las salineras, la limpieza de sardina, paseos en lancha y la playa son las ofertas turísticas, comenta.


Al extremo sur de Crucita está el acantilado. Sus lomas de mediana y baja pendiente fueron aprovechadas por inversionistas que crearon un conjunto habitacional. En lo más alto de la loma, a 90 metros sobre el nivel del mar, fue habilitada una explanada.


Desde allí los amantes al vuelo libre en parapente aprovechan los vientos durante todo el año para volar cerca de las gaviotas, pelícanos y piqueros patas azules.


También hay un restaurante. Se puede degustar la comida manabita, mientras se observa el perfil costanero de San Jacinto, San Clemente y Crucita.


De junio a septiembre, desde este mirador natural por las mañanas se puede mirar el paso de las ballenas jorobadas con dirección al noroeste. Quienes tienen buen estado físico pueden aprovechar los senderos en el acantilado para recorrer el bosque seco tropical donde predominan especies de cactus y el palo santo.


En las amplias playas de San Jacinto se puede observar el trabajo de los pescadores de langostinos y calamares.


El recorrido

No olvide llevar protector solar. En esta época del año los rayos del sol pegan con fuerza. En su bolso no puede faltar el repelente para protegerse de las picaduras de mosquitos, especialmente cuando se ingresa al área del manglar.


El agua en botella es necesaria para rehidratarse después de las caminatas y recorridos. No bote la botella vacía, guárdela en su bolso y así evitará contaminar el ambiente.


Las vistas panorámicas del mar, las imágenes del manglar y la playa son ideales de ser fotografiadas para llevarse un buen recuerdo de su paso por estos lugares. El recorrido por el manglar lo hacen los pescadores de la zona en canoa. El recorrido cuesta USD 3.


Los amantes de deportes extremos pueden realizar vuelos con los instructores de parapente. Una canasta adicional permite llevar un pasajero más; el costo es desde USD 25, durante 15 minutos.


Desde Quito, la alternativa por vía terrestre es la Alóag Santo Domingo, o por los Bancos hasta Santo Domingo. De allí hacia El Carmen, Flavio Alfaro, Chone, Rocafuerte y Crucita. También por vía aérea, en aviones de Ícaro y Aerogal.


Hay ocho cooperativas de transporte desde Quito a Manabí. El pasaje cuesta entre USD 8 y USD 10.


El costo de la estadía va de USD 8 a 60; la mayoría de los 35 sitios de alojamiento posee agua caliente, televisión por cable y aire acondicionado. También hay opciones para acampar y cabañas de guadúa y madera.


Se puede degustar el famoso cebiche de pinchagua, pescado frito con patacones y arroz, sopas marineras y parrilladas de mariscos.

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