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“Las bandas que se dedican a los asaltos de blindados son 100% delincuenciales con alta inteligencia”. Pablo Córdova
Media hora antes del asalto al blindado, los desconocidos merodeaban frente a la sucursal de la Corporación Nacional de Telecomunicaciones, en la av. Amazonas y Gaspar de Villaroel. “Vi que tenían una actitud sospechosa como si vigilaran. Uno se ubicó en la esquina y otro se paró al otro lado de la puerta. Vestían ropa elegante”, relató un hombre del sector.
Apenas llegó el vehículo a la agencia, 12 desconocidos interceptaron a los guardias de seguridad en motocicletas y los amedrentaron con armas de fuego. A uno de los celadores le apuntaron con el arma en la cabeza, mientras que al otro lo golpearon. Les arrebataron las bolsas con dinero y escaparon. “Ellos dispararon al aire. Todos nos lanzamos al piso para protegernos. Las personas que estaban en la puerta desaparecieron”.
Según las primeras investigaciones de la Policía, se presume que hubo una fuga de información, pues los asaltantes conocían el día y la hora que el blindado retiraría el dinero. “Lo que hace un delincuente para asaltar es muy planificado, con muchas labores de inteligencia. A veces se pasan uno o dos meses estudiando los movimientos de las empresas para robar”, precisó un agente de la Unidad de Delitos contra la Propiedad de la Policía Judicial (PJ).
En los asaltos a bancos, los delincuentes primero analizan la vulnerabilidad de los guardias y los horarios en los que hay dinero en las bóvedas. “Una vez que conocen las horas en las que llegan los blindados para recogerlo (altas sumas de dinero), configuran los atracos, aprovechándose de las debilidades de los locales”.
Tres integrantes de una banda que se dedicaba al robo de entidades bancarias, previo a un estudio delictivo, fueron detenidos en dos operativos realizados en Quito y El Carmen (Manabí), en junio pasado. Según la Policía, Hernán Q., Lenin T. y María Z., participaron en los asaltos de dos bancos el año pasado, en esa provincia. Para atracar, primero secuestraron a los gerentes de los bancos, tras vigilar sus movimientos (horarios de oficina, sitios que frecuentaban, rutas que utilizaban para dirigirse a sus casas, etc.).
“Así lograban configurar un escenario idóneo para la ejecución del asalto, bajo la presión del plagio e intimidación. Los delincuentes accedían a las bóvedas y se sustraían el dinero”, informó en una rueda de prensa el subjefe de la Policía Judicial de Pichincha, José Ortiz. Pese a ello, las estadísticas de la Dirección Nacional de la Policía Judicial (DNPJ) indican que los robos a bancos se redujeron el año pasado. En el 2009 se reportaron 61 denuncias, mientras que en el 2010 hubo 47. En cambio, de enero a julio de este año 28 denuncias de asaltos a bancos se han reportado a escala nacional. En Pichincha se han registrado cuatro hechos (todos en Quito), mientras que en Guayas hubo cinco (tres en Guayaquil, uno en Milagro y uno en Salitre).
Organizaciones sofisticadas
Para Pablo Córdova, jefe de seguridad de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (ABPE), uno de los mayores problemas que afronta la banca, en lo que respecta a los asaltos, es la organización con la que operan las bandas. “Las que se dedican a los asaltos de blindados son 100% delincuenciales con alta inteligencia”.
Por eso, los directivos de la ABPE se reunieron la semana pasada con el comandante del Distrito Metropolitano, coronel Juan Carlos Rueda, y con los representantes de las empresas transportadoras de dinero. Querían configurar una estrategia para evitar los robos bajo la modalidad de sacapintas (atraco a clientes en las cercanías a los bancos) y los asaltos a blindados o agencias bancarias.
Córdova sostiene que una de las soluciones es cumplir con un manual de procedimientos de seguridad en el traslado y entrega de valijas. “Un solo guardia no puede llevar cuatro o cinco bolsas con dinero. Se debe seguir un estándar de seguridad en número de hombres y blindados. Las transportadoras deben trabajar de forma mancomunada con las fuerzas de inteligencia policial”.
“A esa estrategia también deben sumarse los administradores de los centros comerciales”, añadió Córdova. El objetivo es replantear los horarios de ingreso y salida de vehículos transportadores de dinero. “Por ejemplo, el blindado podría ir a un centro comercial a una hora en la que no haya gente y toda la seguridad del sitio se concentre en cuidar que no haya un atraco”, añadió.
Fuente: EL COMERCIO*
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