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BBC | Juanjo Robledo | España
Son madres latinoamericanas que han tenido que emigrar de sus países, que han visto crecer a sus hijos por internet o que han tenido la fortuna de reencontrarse con ellos después de años de espera.
Este domingo, cuando se celebra el Día de la Madre (o Día de Las Madres) en varios países de América Latina, muchas de ellas lo harán a través del teléfono o del Messenger.
En España, la mayoría de los inmigrantes latinoamericanos son mujeres, algunas madres solteras o separadas, que se han abierto camino para ayudar a sus familiares e hijos.
Estos son algunos casos de madres latinas que viven en Madrid.
"Mi madre vive en Colombia, mi hijo en EE.UU. y yo en España"Marta Cecilia Pinoco (Colombia), madre de un hijo
Sus afectos están repartidos por el mundo: su familia vive en Colombia, su hijo y su nieta en Estados Unidos y ella en Madrid. El Día de la Madre suele celebrarlo con una triangulación de llamadas y videoconferencias que cruzan el Atlántico.
Marta se reúne con otras inmigrantes para saludar a sus familias a través del teléfono o la red.
"Mi hijo se fue muy pequeño a Estados Unidos. Para mí fue un golpe muy fuerte que no pude asimilar bien. Se lo comenté a una amiga que estaba en España y me invitó a pasar un mes de vacaciones; ese mes se convirtió en nueve años", detalla Pinoco mientras agrega que intenta verse con su hijo en Colombia porque los visados para Estados Unidos son muy complicados.
"Hace poco estuvimos en Colombia. No conocía a mi nieta y me dio mucho orgullo ver cómo la cuidaba mi hijo: la bañaba, le daba de comer.
Sentí que mi papel de madre soltera, de ser madre y padre a la vez, de alguna manera le había dado esa seguridad".
Durante muchos años, Marta trabajó como camarera hasta que se dedicó de lleno a la costura. Este domingo se reunirá con otras madres inmigrantes para saludar a sus familias a través del teléfono e internet.
"Y a llorar; todas nos pegamos una buena llorada y luego seguimos con nuestras cosas", sonríe.
"No todo en la vida es depender de un hombre"Ruth Gualpa (Ecuador), madre de tres hijas
"¿Día de la Madre?", exclama Ruth, y luego agrega: "Desde que llegué a España casi no celebro ninguna fiesta, ni Navidad ni mi cumpleaños. Mi vida son mis tres hijas y mi trabajo".
Ruth dice que su vida son sus tres hijas y su trabajo.
Emigró hace diez años con su pareja; luego se quedó sola. "Fueron unos meses desquiciantes. En menos de un año logré traer a mis hijas después de muchas horas de trabajo. He crecido en un entorno muy familiar y mis padres siempre me decían que tenía que estar con mis hijas, que la única persona que podía darles todo el cariño que necesitaban era yo. Y tenían razón", comenta.
Ruth trabaja como modista. "Gracias a mi trabajo he podido criarlas. Llevo una vida tranquila; me ha ido bien. Aquí hay menos machismo y eso te ayuda mucho a valorarte como mujer. Te das cuenta que no todo en la vida es depender de un hombre, que nadie es dueño de nadie", señala.
"Mi sueño es regresar a Ecuador y cuidar de mi madre. Hace poco enviudó. He pasado mucho tiempo sin ella y siento que necesito recompensarla", agrega.
"Me llaman mamá o abuelita "María Vitelma Tovar (Ecuador), madre de cinco hijos
Es como una madre adoptiva de los hijos de los inmigrantes. "Me los traen por la mañana y los recogen por la noche. Los ducho, les pongo la ropa, los llevo al cole. Pasan todo el día conmigo y luego van a dormir con sus padres. Es mi trabajo", comenta.
La idea de regresar a Ecuador está latente pero la frena su edad, 63 años.
"Allá con mi edad no puedo hacer mucho. Aquí me de para pagar mis gastos, la seguridad social. De todas formas estoy ahorrando un dinerito para volver", detalla la mujer mientras recuerda el motivo de su viaje a España: sus cinco hijos.
"Me trajeron después de una operación. No querían que me quedara sola allá. Ahora dos de ellos (de sus hijos) se han regresado por la crisis y porque prefieren educar a sus hijas en Ecuador. Aquí los jóvenes hacen lo que quieren; allá es un ambiente más tranquilo en ese sentido", agrega.
Este domingo tiene dos celebraciones pendientes: las de sus hijos, nueras y nietos y la de sus hijos adoptivos.
"Me llaman mamá o abuelita. Ahora sólo tengo la mitad de los que solía tener. Muchas familias se han regresado", detalla la mujer.
"No hay que estar al lado del otro para que haya cercanía "Luz Estela Montoya (Colombia), madre de dos hijos
"Con la distancia y los años me he dado cuenta que no es fundamental estar físicamente al lado de otro para que una relación continúe", dice.
Después de no ver a mis dos hijos parecía que nos hubiésemos visto el día anterior. Todo ese tiempo nos hablamos por teléfono, por internet; envíaba cartas, fotos", comenta Luz Estela.
Luz dice que no es fundamental estar físicamente al lado de otro para que una relación continúe.
Cuando llegó a España apenas controlaba las computadoras pero terminó siendo una experta. "Iba a los locutorios a preguntarle a la gente cómo se utilizaba el Messenger, el Skype. Antes tenía que llamar de teléfonos públicos y recuerdo que en el invierno las manos se me congelaban mientras hablaba con mi familia", detalla.
Luz Estela comenzó a abrirse camino en labores de limpieza mientras se especializaba en actividades socioculturales. Ahora forma parte de la asociación Redepaisas donde desarrolla talleres de masajes para bebés y padres. "Es una forma de potenciar los lazos afectivos entre padres e hijos a través del contacto".
Uno de sus hijos vive con ella en España mientras su hija sigue en Colombia.
"Esta terminando sus estudios y mirando la posibilidad de venir a Madrid. Ahora estamos viviendo una crisis pero España no deja de ser una puerta de entrada a otros muchos países y esa es una posibilidad increíble", agrega.
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