La mañana del pasado jueves, en Tandapi, los comerciantes que tienen negocios en la vía Alóag-Santo Domingo mantenían sus locales abiertos pese a la falta de clientes. Esta parroquia está ubicada en el km 61 de esta carretera.


A las 10:00, Mery Velásquez, dueña de un restaurante, esperaba sentada en una de las mesas a que llegara algún comensal. Decidió abrir el local en caso de que las autoridades permitieran la circulación. Desde la noche del pasado martes hasta las 06:00 del jueves, la vía permaneció cerrada al tránsito a causa de varios derrumbes que obstaculizaron el paso en varios puntos.


La arteria vial, por la que a diario circulan alrededor de 70 000 automotores, estaba casi desolada, excepto por los peatones, motociclistas y pocos vehículos autorizados para transitar.


“Tuve que botar el pescado y el pollo a la basura. Se pudrieron. La refrigeradora no funciona porque no hay electricidad”, contó Velásquez. La comerciante calcula que perdió USD 300 en mercadería.


La tarde del martes, una fuerte tempestad derribó un poste ubicado pocos metros antes del túnel El Carretero. Largos cables permanecían sobre la calzada. El percance ocasionó que la población se quede sin luz eléctrica.


Junto a la mesa de Velásquez estaba sentado Marcelo Rumazo, el único cliente del restaurante. Decidió quedarse unos días en Tandapi luego de que su vehículo quedara bloqueado en el km 63 por un derrumbe, la noche del pasado martes.


Esa noche, este médico de profesión se dirigía a su hogar, ubicado en el cantón Buena Fe, provincia de Los Ríos, tras pasar unos días en Quito. Mientras conducía, parte de un talud, ubicado en el carril izquierdo de la carretera, se desprendió y cayó junto a su auto. “La tierra obstruyó ambas puertas. Tuve que salir por la ventana del lado derecho. Los escombros casi arrojan mi vehículo al río Tandapi. Tengo suerte de estar vivo”. El médico solo esperaba la habilitación de la carretera para retornar a su hogar.


En la tienda de al lado, María Yánez también aguardaba en la puerta. Los helados que expendía estaban completamente diluidos. “Desde que hubo los derrumbes, ninguna autoridad ha venido a decirnos cuándo habrá otra vez luz. No hay consideración. Nosotros vivimos del turismo”, pronunció molesta.


Yánez también lamentó que los camiones de basura, provenientes de Machachi, no pasaran desde el martes. En la puerta de su local, permanecían dos bolsas con desechos. “Como no ha venido el camión, la gente está botando los desperdicios al río”, contó.


Una situación similar se observaba en los exteriores de la frutería de Manuel Fernández, ubicada al otro lado de la vía. Allí, varios costales contenían papayas y piñas podridas. “Como no hay clientes, la fruta se está descomponiendo. Ya he perdido cerca de USD 200”, contó.


Afuera de la frutería, Nelly Castellanos se desplazaba con lentitud. Le dolía el cuerpo. El día anterior caminó varios kilómetros, desde Santo Domingo hasta la comunidad de Napa, por la falta de transporte público. El martes, antes de que la vía fuera cerrada, asistió a un funeral a la ciudad tsáchila. “Por suerte, en Napa, maquinaria que pasaba por el lugar me trajo hasta Tandapi”.


Los moradores de la comunidad La Virgen, ubicada en el km 38, también resultaron afectados por el cierre de la carretera. Uno de ellos fue el artesano Miguel León. Él se dedica a fabricar cucharas de madera.


La mañana del pasado jueves, mientras daba forma a los troncos con una cuchilla, esperaba la apertura de la vía. “Tenía que dirigirme a Quito a las 07:00 a entregar la mercadería. Ya no tengo dinero. Por suerte, las dueñas del comedor de al lado me fían la comida”, contó.


En la comunidad de Napa, ubicada en el km 64, la calzada estaba llena de lodo. Varios derrumbes hubo en esa zona. Maquinaria realizaba trabajos de limpieza. Ángel Morales reside en el sector desde hace 25 años; cuenta que durante el tiempo que ha vivido aquí, nunca ha visto derrumbes de tal magnitud. “La Chorrera tampoco tenía tanta agua desde hacía mucho tiempo”, relató.


Morales se refería a la caída de agua que hay en el lugar. El fuerte sonido que emitía inundaba el ambiente, normalmente caracterizado por el ruido generado por el paso de los vehículos.


Unos metros más allá, Luciano Illescas y su esposa esperaban por casi una hora que alguien les lleve, ya que la llanta de su moto se ponchó. Salieron desde Tandapi para ver cuál era el estado del derrumbe. “Ojalá alguien nos ayude”, comentó Illescas. En ese momento, pocos autos pasaban. La espera seguía.


La vía afectada

El Comité de Operaciones Emergentes de Santo Domingo hizo un sobrevuelo por la vía Alóag-Santo Domingo. Se identificaron los sitios donde hay ojos de agua que provocan la inestabilidad de las paredes de tierra.

 
Cerca de 27 derrumbes y deslizamientos han ocurrido en la vía Alóag-Santo Domingo desde enero del 2012. Este año, el primero fue el 26 de enero.

Según el gobernador de Santo Domingo, Jorge Trujillo, es viable un sistema de canales en la parte alta de las montañosas, para encauzar los ojos de agua. Así se mitigarían los derrumbes.


Fuente: EL COMERCIO*