miércoles, 28 de marzo de 2012

El desfogue del Coaque no elimina alerta en la presa

***SNN


La alerta continúa en Pedernales (Manabí), donde se formó la represa. Mientras tanto en Guayas, las zonas rurales de los cantones Daule, Santa Lucía, Pedro Carbo y Jujan están anegadas y los pobladores solo se transportan en canoas debido a las crecidas.
 

La entrada de la Universidad Técnica de Babahoyo luce  inundada tras las fuertes lluvias que han caído en la zona. Foto: Cortesía Jacqueline Mora
La entrada de la Universidad Técnica de Babahoyo luce inundada tras las fuertes lluvias que han caído en la zona. Foto: Cortesía Jacqueline Mora
 

En Pedernales (Manabí) continúa la alerta máxima por el taponamiento del río Coaque, causado por un derrumbe que bloqueó el cauce del afluente.


Esto pese a que ya funciona un canal de desfogue, construido inmediatamente por maquinaria de la Senagua, el Ministerio de Transporte y Obras Públicas y el Municipio del cantón.


Miguel Camino, director provincial de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR), explicó que el proceso de evacuación de agua sigue el camino trazado y, aunque se mantiene la alerta roja para la zona, el riesgo de afectación de los poblados cercanos está controlado. “Todo está evacuado”, manifestó.


El funcionario indicó que, desde las 16:30 del lunes, el agua fluye lentamente para evitar afectaciones río abajo. Además, el clima ha sido favorable para facilitar los trabajos de la empresa Equitesa, aunque reconoció que al registrarse nuevas lluvias la profundidad del espejo de agua aumentó, lo que hará que el desfogue del líquido excedente tarde más.


Las 600 familias evacuadas están distribuidas entre un centro gerontológico que estaba por inaugurarse en Pedernales, una escuela, una iglesia y varios hoteles de la zona.


Las aguas empiezan a retroceder en calceta

Mientras que en Calceta, cabecera cantonal de Bolívar, la condición se mantiene estable. La concejala Zaira Velásquez señaló que poco a poco baja el agua que anegó El Recreo, La Karina, San Felipe y las áreas rurales. Tampoco se han producido aguaceros intensos.


Las condiciones climáticas han permitido que la represa La Esperanza llegue al nivel 63 de la cota con una evacuación de 80 metros cúbicos por segundo, por lo que los técnicos mantienen abiertas solo dos de las cuatro compuertas.


Guayas
Por otro lado, en algunos cantones de Guayas la situación también es crítica. Los moradores del recinto Las Maravillas, del cantón Daule, solo se transportan en canoas.


La creciente del río Pula, que es afluente del Daule, los mantiene en zozobra pues ante cualquier lluvia fuerte se desbordaría y el agua se llevaría sus viviendas. De hecho eso ya ha ocurrido con los sembríos de arroz, que en esta época ya deberían estar cosechados.


Vanessa León contó que desde mediados de febrero, las constantes y fuertes precipitaciones dejaron bajo el agua el trabajo de su padre Ernesto y de sus tíos, quienes a principios de año prepararon las cuatro cuadras para sembrar la gramínea.


“Muchos nos endeudamos con el Banco Nacional de Fomento (BNF) para sembrar y ahora perdimos todo”, lamentó mientras regresaba a su hogar en una canoa que se encontraba en un muelle improvisado, a una cuadra del puente que está sobre el río Pula.


Unos kilómetros más adelante, antes de llegar a la T, que conduce a Salitre, está la parroquia Juan Bautista Aguirre, que es dividida por el río Los Tintos.


Su regenerado malecón, obra de la Junta Parroquial Rural, junto con el Municipio de Daule, está reforzado con sacos de arena para evitar que el correntoso afluente ingrese a las viviendas como ocurrió en días anteriores.


En Santa Lucía, uno de los seis cantones del Guayas que está en emergencia por el temporal invernal, las aguas se tomaron hasta dos cuadras adentro del malecón.


Soraya Bermeo, moradora del barrio 5 de Julio, relató que la creciente afectó al 80 por ciento de la población, que en su mayoría se dedica a la agricultura. “Tememos con cada lluvia fuerte que cae, que el río vaya a crecer y nos coja desprevenidos”, contó.


En este cantón hay dos albergues en los que habitan temporalmente unas 80 personas damnificadas por los torrenciales aguaceros que han caído últimamente.



Fuente: EL TELÉGRAFO*


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