(Andes).- La advertencia lanzada por el presidente Rafael Correa cerca del mediodía se materializó pasadas las 18:00, cuando grupos violentos, que participaron en la movilización opositora autocalificada “por la vida”, arremetieron violentamente contra la barrera policial que bloqueaba el ingreso a las inmediaciones de la Asamblea Legislativa.
Instante en que un uniformado es retenido a la fuerza por los manifestantes y llevado al parque El Arbolito donde se concentraban/ Eduardo Flores-Andes
Los manifestantes –entre quienes se encontraban algunos aborígenes con lanzas afiladas- arrojaron objetos contundentes contra los uniformados dejando como saldo cuatro policías heridos y uno secuestrado (hasta el cierre de esta edición no se conocía su paradero).
Entre los promotores de los actos violentos se encontraban activistas del Frente Popular, aliados al Movimiento Popular Democrático, partido opositor de extrema izquierda.
Los dirigentes, entre quienes se encontraban legisladores de Pachakutik (Diana Atamaint, Jerónimo Yantalema)–brazo político del movimiento indígena-, independientes (Marco Murillo), del MPD (Jorge Escala) no pudieron –ni hicieron el intento de- controlar a las violentos.
Incluso el discurso se tornó violento. Oswaldo Quishpe, presidente de la Conaice (filial de la Conaie en la Costa) se adelantaba a responsabilizar al presidente de la República “de lo que pueda pasar”. “El pueblo se va a levantar”, advertía, al tiempo que se aseguraba que los medios públicos no capten sus declaraciones. Protestantes, enfervorizados –en tanto- alentaban, sin éxito, marchar hacia Carondelet, sede del Gobierno.
Los gendarmes mantuvieron en todo momento una actitud prudente y de diálogo que, a la larga, no sirvió de mucho, pues fue dramático observar cómo se desplomó un agente del orden ante la desesperación de sus compañeros.
Por cerca de una hora se mantuvo la tensión a la altura de la calle Tarqui y avenida 6 de Diciembre. A ratos, la turba lograba avanzar pocos metros, pero inmediatamente era controlada por la Policía que contaba con dos carros antimotines, unos 10 perros de la Unidad Canina y alrededor de catorce caballos, de la Unidad Montada.
Pero el férreo control fue desbordado, sobre las 18:40, cuando unos 200 manifestantes lograron burlar el cerco, a la altura de la calle Gran Colombia, y pretendieron ingresar a la fuerza en el Parlamento.
La violencia, sumado al factor sorpresa, hizo por momentos –en una inusual escena- que los policías retrocedan unos metros para preservar su propia seguridad. Paralelamente, por los radiotransmisores, se informaba que había dos gendarmes heridos en la entrada principal de la Asamblea, en la calle Piedrahita.
Salvador Quishpe, prefecto de Zamora Chinchipe y promotor de la movilización, justificaba los actos violentos: “hay cientos de motos que corren como locos”. Un grupo de simpatizantes de Quishpe insultó y cercó al periodista de la Agencia Andes por cuestionarle sobre la reacción de los manifestantes.
Pasadas las 19:00, un grupo de dirigentes ingresó a la Legislatura y fue recibido por el presidente de ese organismo, Fernando Cordero, con lo que los ánimos bajaron de intensidad.
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