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Inamhi monitorea perturbación amazónica.
El Inocar y El Inamhi descartan que las precipitaciones que soporta el Ecuador superen a las caídas durante el fenómeno de El Niño.
Aunque en las últimas semanas han habido fuertes lluvias que han provocado inundaciones y anegado pequeñas comunidades o sectores, el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) y el Instituto Oceanográfico de la Armada (Inocar) afirman que no es una estación fuerte.
Según sus reportes, las lluvias están dentro de los parámetros normales, aunque el presidente Rafael Correa señaló el miércoles en la noche a través de su cuenta en Twitter que "tenemos el invierno más fuerte de los últimos 14 años". Un día antes afirmó que es un invierno similar al del 2008.
Según el Inocar, las últimas lluvias están por encima del promedio normal de milímetros que caen. "Pero no estamos en algo catastrófico", explicó el capitán Edwin Pinto, jefe del Departamento de Ciencias del Mar del Inocar.
Pinto precisó que en un invierno normal "llueve bastante", solo que en los años anteriores han sido deficitarios. Asimismo, descartó que se trate de un fenómeno de El Niño.
El Inocar mide los milímetros de lluvia que caen desde sus bases ubicadas en San Lorenzo, Esmeraldas, Manta, La Libertad, Guayaquil, Puná y Puerto Bolívar. En el resto del país no poseen y, por ende, no hay más informes.
En Guayaquil, según los reportes del Inocar, en lo que va de marzo han caído 1.500 milímetros, en febrero un poco más de 1.000 y en enero menos de 500.
Las lluvias más fuertes se dieron en 1998: en Guayaquil en enero fueron más de 1.500 milímetros, en febrero más de 2.000 y en marzo un poco menos de 3.000 milímetros.
El Inocar también tiene definidas las precipitaciones normales para marzo y las que han caído en lo que va de este mes. En el caso de Guayaquil, lo normal en marzo es 250,6 milímetros, pero se han presentado 394,4 .
Pero Pinto aclara que la base del Inocar, ubicada en la avenida 25 de Julio, solo mide las precipitaciones que caen en ese sector, no en el centro o norte de la ciudad. Y explica que hay ocasiones en que puede llover fuertemente en el aeropuerto, por ejemplo, mientras que en el sur está completamente soleado.
En consecuencia, si se saca un promedio con otros sectores, cree que las precipitaciones bajarían para englobar a toda la urbe.
Según los reportes del Inocar, en Manta y Puná también ha llovido más de lo normal durante este mes. En el puerto manabita han caído 122,90 milímetros de precipitaciones, cuando lo normal es 79,5. Y en la parroquia guayaquileña se han presentado 246,1 y lo normal es 155,4.
Pinto explicó que si bien las lluvias están por encima de lo habitual, no es un exceso.
En cambio en otros sectores ha llovido por debajo de los parámetros normales. En Esmeraldas, según el Inocar, las precipitaciones en marzo han sido de 79,4, cuando lo normal es 146,8. En La Libertad, cayeron 107,1 milímetros, pero lo normal es 155,5.
Flavio Ramos, meteorólogo del Instituto de Meteorología e Hidrología (Inamhi), en Guayaquil, explicó que las perturbaciones amazónicas son las que se han caracterizado por motivar las fuertes precipitaciones de la presente época lluviosa, con un determinado aporte de la zona de convergencia intertropical, que está ubicada en el noroeste del océano Pacífico frente a las costas de Sudamérica. Ambos fenómenos son los más monitoreados en este centro de observación.
Nivel inferior. De acuerdo con los monitoreos realizados las precipitaciones registradas en marzo del presente año no han llegado a los niveles de 1999, año que registró el mayor volumen de lluvias y sobrepasó los 1.000 milímetros, es decir 1 metro de agua por metro cuadrado.
"Estamos cerca, pero no hemos superado en algunas estaciones meteorológicas lo que ocurrió durante el fenómeno de El Niño", precisó el especialista.
Para él, es importante aclarar que la cantidad de precipitación que cae sobre un sitio no es la que define toda el área. Como ejemplo cita que el Inamhi tiene estaciones en la parte alta de la cuenca de Babahoyo, pero lo que llueve en la capital fluminense más lo que cae en las estribaciones de la cordillera hace que se eleven los niveles de los afluentes, problema que agrava la situación de esa ciudad y la provincia, que tiene varios ríos.
"Eso es lo que está pasando en todos los sitios donde tenemos inundaciones en el Litoral", dijo.
A pesar de que los pronósticos realizados por el Inamhi han coincidido en los meses de febrero y marzo, en los que las precipitaciones fueron superiores a lo normal de acuerdo con los máximos históricos (promedio registrado desde 1971 hasta 2010), reitera que estas no han superado las presentadas durante el fenómeno de El Niño.
Sin embargo, Flavio Ramos reconoce que un factor que no han registrado en cifras (y que presume como importante a la hora de producir las inundaciones) es la frecuencia con la que ha llovido en determinadas zonas.
"Aunque no tenemos estas cifras", aclara, la frecuencia ha sido determinante, porque las precipitaciones no han parado en algunos sitios, donde llueve tres o cuatro días seguidos, situación que provoca el incremento de la cantidad de agua no evacuada.
A esa situación le agrega que los ríos se encuentran más asolvados, es decir tienen más sedimento, basura o tierra. Esto ha provocado que la profundidad que tenían en el pasado quede reducida, motivo por el cual la misma cantidad de agua que corría por su cauce ahora se desborde.
Fuente: EXPRESO*
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