Registro facial
El recurso criminalístico de retratar a delincuentes es una de las herramientas que utiliza la Policía Nacional para cotejamientos de imágenes y lograr la reconstrucción del rostro de un agresor.
En ambas gráficas se aprecian las pruebas realizadas por los agentes especialista en la elaboración de los identikits. Fotos: Alejandro Reinoso | El Telégrafo
El robo de la Custodia en la iglesia de la ciudad de Riobamba, ocurrido en 2007, movilizó a cientos de policías. Todas las herramientas y pistas disponibles fueron analizadas para dar con el paradero e identificación de los antisociales que se llevaron uno de los mayores tesoros religiosos del país.
Uno de esos instrumentos fue el identikit. Unos días después del robo, cuatro rostros fueron dibujados de acuerdo a versiones de los testigos. La Policía elaboró imágenes de los posibles sospechosos de entre 25 y 50 años y las distribuyó a los medios de comunicación para tratar de obtener alguna respuesta.
La técnica del identikit es utilizada para la construcción y generación de rostros de una persona desaparecida. En junio del mismo año, la Policía utilizó este sistema para dar con el paradero de una mujer que raptó a un bebé recién nacido, en la ciudad de Guayaquil.
En agosto de 2011, el Departamento de Criminalística presentó el proceso para la digitalización de los identikits, con el fin de obtener información relacionada con personas que tienen historial delictivo.
El sargento Milton Jiménez explica que esta técnica es uno de los diversos elementos de la investigación que aportan en su medida a complementar el proceso policial.
En el asesinato del ex comandante de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, Jorge Gabela, por ejemplo, las unidades de investigación utilizaron las imágenes de las cámaras de seguridad de su domicilio para elaborar los identikits de los asesinos.
El mayor Cristhian Salgado, del Departamento de Criminalística, comenta que cuando miembros de la Policía detienen a un sospechosos de cualquier delito se realiza un registro personal, es decir se le toman fotos y se chequea el historial de robos, crímenes, etc.
Detalles faciales
A esto se suman las características congénitas adquiridas: estatura, color de pelo, cicatrices, tatuajes y la obtención de sus huellas dactilares. En la Unidad del reconocimiento humano se realizan los cotejamientos y reconocimientos faciales de una persona, ya sea de manera automatizada o manual.
Salgado señala que en casos de secuestros, robos y estafas, muchas de las víctimas logran recordar en cierta medida el rostro de sus atacantes, con esa información, la Policía elabora un retrato hablado computarizado de una persona desaparecida o que haya delinquido.
Quienes acuden a dar las señas para que el experto realice el identikit, da información sobre la forma de ojos, nariz, labios, cejas, tipo de cabello, etc.
El sistema automatizado permite incluir varios elementos al rostro como: lentes, lunares, bigote y cualquier marca característica que la víctima haya notado. Mediante una fotografía se plasman las características juntas que dieron como resultado el rostro del posible atacante.
Un identikit también se puede elaborar de manera manual, mediante láminas de acetato, las mismas que permiten armar el rompecabezas de un rostro, con la ayuda de cientos de piezas a disposición, para obtener un resultado similar al real. “Depende mucho de los datos que proporcione la víctima, mientras más claras sean las señas y facciones que describe la persona, mejor será el resultado”, señala Salgado y acota: “Por semana se realiza un identikit y cerca de un 60% resulta positivo en resultados”.
Los casos que requieren más uso de tecnología son los delitos de violaciones y secuestros. Con la ayuda de un identikit también se pueden generar alarmas y poner al tanto a la población sobre la existencia de una persona peligrosa que podría estar acechando en la comunidad.
Cuando las víctimas son mujeres o personas más vulnerables, estas alertas permiten generar más medidas de seguridad y precaución en los ciudadanos.
Un identikit también sirve para realizar un cotejamiento fisonómico con el registro fotográfico que existe de las personas que poseen algún tipo de antecedente.
En delitos como el robo es difícil que la víctima se fije en los rasgos del agresor, sin embargo cuando tiene más contacto, como en un secuestro, es más fácil que luego recuerde sus características.
En mayo de 2011, a través de un identikit, más de 20 mujeres reconocieron al sujeto que las había agredido sexualmente, con esto se logró su captura. El cabo segundo Hugo Tipantuña señala que el tiempo que lleva la elaboración de esta técnica es entre 30 y 40 minutos.
En el lugar de los hechos, no solamente la víctima puede aportar con datos físicos, sino también las personas que se encontraban en el sitio, ya que en ocasiones recuerdan más detalles del agresor. Los nervios y el medio pueden generar que una persona olvide el rostro de quien lo atacó.
En el país muchos de los delincuentes que constan en la lista de los más buscados, al poseer largo historial delictivo y haber evadido las leyes en constantes ocasiones, toman las precauciones de alterar su físico, ya sea con el corte de cabello, dejándose la barba, utilizando lentes de contacto, etc.
En robos y asaltos, los antisociales procuran llevar máscaras y evitan a toda costa que las víctimas vean sus rostros, pues mediante fotografías o videos de cámaras de seguridad se puede realizar un cotejamiento que los identifique y relacione con algún delito.
El pasado 30 de septiembre, el policía que intentó sacarle la máscara al Presidente de la República, durante la revuelta policial, fue identificado en primer lugar como el agente Geovany Chancusi. Sin embargo, después de realizar la experticia de identidad humana, se pudo establecer que los rasgos físicos del policía no coincidían con los de la persona que aparecía en el video. De esta manera se comprobó que el responsable fue el miembro policial Vinicio Paucar.
Fuente: EL TELÉGRAFO*
No hay comentarios:
Publicar un comentario