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Portoviejo sin agua, pero tiene sus calles llenas de lodo por inundación
Vinicio Cedeño barría ayer en la mañana los últimos escombros de lodo y recogía algunos objetos que se llevó la inundación que sufrió Portoviejo el sábado pasado. Si no pensó jugar carnaval con sus vecinos, por la falta de agua potable, el cielo se encargó ese día de recordarle que a veces la naturaleza les refresca esa vieja costumbre.
Pero la forma cómo llegó el agua a la zona urbana de Portoviejo y que afectó a más de 150 mil habitantes fue tan drástica que hubo miles de dólares en pérdidas, decenas de familias evacuadas y hasta la necesidad de dormir estrechamente en garajes prestados.
Hasta las 10:00 de ayer, Cedeño, quien reside en la ciudadela Cuatro Esquinas –este de Portoviejo-, creía haber perdido más de 6 mil dólares, pues el juego de muebles quedó en medio de un charco; el agua se llevó su televisor de 42 pulgadas y descompuso su refrigeradora.
“Hasta la lavadora nueva que sacó mi hermano en Navidad creo que ya no vale”, relató Cedeño, quien con la ayuda de vecinos rescataron algunos enseres, pero los colchones y el vestuario quedaron enlodados.
La lluvia comenzó a las 15:30 del sábado y bastó algo más de una hora para que todos los sectores urbanos se anegaran.
“Aquí estuvieron algunos del Cuerpo de Bomberos y Cruz Roja, dijeron que ya vendrían a ayudarnos a salvar las cosas pero hasta ahora los estoy esperando”, dijo con resignación Cedeño.
En cambio, Nancy Benítez y otros vecinos del callejón Humberto Guillem, –a 400 m de la terminal terrestre de Portoviejo–, tuvieron que pedir que vecinos faciliten un espacio para dormir. “Aquí nadie ha venido a ayudar, seguimos inundados y nada más, qué más podemos hacer”, relató esta mujer al consultársele si alguna autoridad o el padrino de esta calle –el actual alcalde– habían llegado.
En la ciudadela Los Tamarindos la situación era crítica, al igual que en las colinas de las parroquias Andrés de Vera y San Pablo, en donde estas lomas quedaron afectadas y con riesgo de que continúe deslizándose tierra. Todo el centro de la ciudad estaba llenó de lodo.
Hasta ayer no se había declarado en emergencia, debido a la insalubridad en la que quedó tras la inundación. al igual que por la falta de agua potable.
Las intensas lluvias y el desbordamiento del río Quevedo dejan en esta ciudad fluminense 62 familias evacuadas. La cifra puede aumentar, pues el temporal sigue.
Mientras en Mocache, 300 familias sufrieron por una inundación ayer en la mañana, también hay zonas de Babahoyo y Vinces bajo el agua.
¡El río se desbordó, hay que sacar todas las cosas!, eran los gritos desesperados de los habitantes del sector Cruz María, quienes desde la 01:00 de ayer, pasaron en vigilia para rescatar los enseres desde sus casas de caña. Ángel Ganchozo, uno de los damnificados, recordó que lo primero que hizo fue sacar a su esposa y sus cuatro hijos.
Las 62 familias evacuadas son de Cruz María, Isla del Río Quevedo, Playa Grande y El Recreo. Cecibel Villarreal, concejala del cantón, detalló que se activaron siete albergues.
El cantón Mocache también amaneció inundado la mañana de ayer. En el área urbana, 100 familias son las afectadas; el resto es de la zona rural, sobre todo de los sectores Santa Bárbara, La Yuca, Higuerones y Pajarito. En la parte urbana bajo el agua están San Ignacio, Barrio Lindo, 23 de Agosto y los barrios Bolívar y Vinces.
Fuente: EL UNIVERSO*
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