Por cada adolescente que pierde la vida en una tragedia vial otro queda incapacitado, 10 son hospitalizados y 1.000 necesitan atención médica periódica, según el Observatorio de la Niñez y la Adolescencia
Hace nueve meses Carlos Bastidas, de 22 años, perdió la vida al ser atropellado por un conductor en estado etílico. El hecho ocurrió la noche del jueves 11 de mayo de 2011, en las calles Leonardo Tejada y Gonzalo Endara Crow, en el sector de Monteserrín, al norte de Quito.
Según los testigos, Carlos fue arrollado por un Grand Vitara, color blanco, que transitaba a exceso de velocidad cuando él se bajaba del vehículo de uno de sus amigos.
Los guardias de seguridad del sector detuvieron al culpable, pero en medio de la confusión éste huyó y se refugió en su domicilio, ubicado a varias cuadras del accidente.
La indignación de los familiares y amigos de Carlos continúa, pues Germán Cárdenas, padre del conductor del vehículo, se autoinculpó y por su avanzada edad (70 años) el juez ordenó su arresto domiciliario.
El dolor se ha transformado en pedidos de justicia. En el sitio que murió “Tato” -como lo llamaban sus amigos- se pintó un corazón azul y durante varias semanas se realizaron vigilias exigiendo que se procese al verdadero culpable. Después de las investigaciones y la persistencia de sus padres y amigos, hoy se realizará la audiencia en el Palacio de Justicia y confían en que se procese al verdadero culpable.
Diversos casos similares han cobrado la vida de un sinnúmero de jóvenes que al transitar por la calle se han enfrentado a este tipo de acontecimientos.
La situación es tal, según Margarita Velasco, representante del Observatorio de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia, que gran parte de las muertes que involucran a adolescentes no solo suceden por colisiones de vehículos o volcamientos, sino también por lesiones como peatones.
449 fallecimientos
En los últimos 12 años, más de la mitad de las víctimas de accidentes de tránsito fueron peatones jóvenes y adolescentes, dice Velasco. Solo en 2010 se registraron 449 fallecimientos por esta causa.
Según datos del Observatorio, por cada adolescente que pierde la vida en un accidente de tránsito, otro queda incapacitado permanentemente, 10 más son hospitalizados y cerca de 1.000 necesitan atención médica constantemente.
Velasco también menciona que las políticas de seguridad y las normas de tránsito deben estar enfocadas a reforzar la figura del peatón por sobre los autos, por lo que es urgente recuperar el espacio urbano para los transeúntes.
También reconoce que hay la tendencia, en varios jóvenes y adolescentes, a adoptar determinados comportamientos que incrementan la probabilidad de muerte bajo esas circunstancias, a esa edad.
La organización no gubernamental Centro de Apoyo de Víctimas y Accidentes de Tránsito reporta que las víctimas mortales han aumentado y se calcula que diariamente mueren entre 10 y 15 jóvenes en las calles del país.
Según el Banco Interamericano para el Desarrollo (BID), durante una campaña realizada en Ecuador, entre noviembre y diciembre del 2011, se identificó que los accidentes de tránsito son la primera causa de muerte entre los jóvenes latinoamericanos de entre 15 y 30 años.
Mientras que la segunda son los homicidios y la tercer los su
micidios.
El BID revela que anualmente en Latinoamérica mueren 120.000 personas por esa causa, de las cuales el 40% es de peatones. Otros 360.000 jóvenes resultan heridos cada año.
El teniente coronel Juan Zapata, jefe de Operaciones del Distrito Metropolitano de Quito, es uno de los promotores de la campaña “Corazones Azules”, que busca concienciar sobre el número de vidas que se pierden en las calles.
Múltiples causas
El oficial explicó que la siniestralidad vial es compleja porque tiene múltiples causas: impericia, inobservancia de leyes, consumo de alcohol, exceso de velocidad y no usar el cinturón de seguridad.
Algo que también preocupa es, según Guillermo Abad, vocero de Justicia Vial, que durante 2011, seis de cada 10 buses tenían una carrocería inadecuada y 7 de cada 10 no contaba con vidrios laminados, falencias que han sido evidentes en accidentes como el ocurrido en 2006, cuando un autobús escolar con 52 personas, la mayoría niños, se volcó en la vía a Papallacta. Hubo 47 fallecidos.
Abad plantea que el incremento del parque automotor debe ir de la mano con las exigencias de calidad en el transporte y el mantenimiento de las vías.
Según datos de la Dirección Nacional de Tránsito (DNT), en 2011 hubo 297 víctimas por accidentes de tránsito en Quito, siendo el atropello y el arrollamiento las causas principales.
No obstante, el número de accidentes se redujo un 5% en el último año: 13.055 en 2011 frente a los 13.742 registrados en 2010.
Funte: EL TELÉGRAFO*
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