***SNN
POR: orlando.perez@telegrafo.com.ec
@OrlandoPerezEC
No son muy lejanos los días cuando muchas organizaciones y líderes sociales demandaron al presente Gobierno la creación de una Comisión de la Verdad. Y cuando se conformó y presentó su informe, el país entero se conmovió con todo lo revelado en ese enorme documento ya histórico. Fue un momento duro.
Para todos fue como pasar un trago amargo y, al mismo tiempo, costaba reconocer que un gobierno, sus policías y militares (entre 1984 y 1988), habían cometido horrendos crímenes y delitos de lesa humanidad. Unas 350 víctimas fueron identificadas, y con respaldo documental y testimonial.
De ahí para acá se avanza poco en la reparación de las víctimas y en el resarcimiento. Pero más allá de eso, esta referencia histórica es válida para entender las diferencias entre los discursos de ciertos activistas de derechos humanos que ahora hablan de la ‘peor etapa’, de la ‘criminalización’ de la protesta social y de la gran acogida que reciben (contrariamente a lo que pasaba en las décadas del ochenta y del noventa) de ciertos organismos internacionales y de algunos medios de comunicación.
Además, sorprende la facilidad con la que personas de larga trayectoria política (muchos de ellos testigos directos de las luchas sociales desde hace más de 30 años) dejan de lado la historia de los paros nacionales y señalan que el de ahora, convocado por el FUT, es el más importante de todos. Y a la vez, lo apoyan porque hablan del ‘reguero’ de víctimas del ‘correísmo’ en estos años. Y no deja de ser un asunto lamentable que, ahora, altos dirigentes de un sector del socialismo presenten libros con quienes eran los ‘cerebros’ de la inteligencia militar y policial, sabiendo de sus antecedentes en las tareas antisoberanas y antipopulares. Y son ellos mismos quienes se declaran víctimas del ‘correísmo’.
Todo eso sin dejar de lado esas supuestas largas listas de presos y enjuiciados que se exhiben sin respaldo documental, testimonial ni judicial.
Nadie duda de la existencia de un conflicto político y democrático en el Ecuador de ahora. Sus causas y razones se pueden debatir, pero nadie puede asegurar que producto de él tengamos ese panorama, casualmente bajo el mismo signo con el que trataron las derechas del continente a los procesos políticos de Cuba y Nicaragua.
Igual escenario se construye, mediática y políticamente, en Venezuela, Argentina, Brasil y Brasil. Basta ver las portadas de los periódicos de oposición.
Incluso, bien fondeados, algunos ‘juristas’ y políticos preparan carpetas para los juicios futuros. ¿Tendrán lista ya una ‘Comisión de la Verdad’? ¿Tendrán a su disposición todos los recursos y apoyos logísticos de quienes hasta ahora no quieren oír y menos reconocer el informe del 2010 sobre lo ocurrido en los ochenta y noventa?
Cuando todo esto pase (como suele decir un bloguero, también bien fondeado) el tiempo habrá puesto las cosas en su lugar.
Tendremos la realidad de este presente (allá en el futuro será un cercano pasado) más clara, en blanco y negro, para ver quiénes fueron las víctimas y victimarios, los financistas y financiados de ese ‘reguero’ de víctimas.
Pero por lo pronto, por principio, habrá que actuar con sensatez política, con la verdad de los hechos, no de las pasiones; con las pruebas y evidencias empíricas reales. Solo entonces, como el tiempo todo lo aclara, veremos los rostros de las verdaderas víctimas, o todo lo contrario. (O)
Fuente: EL TELÉGRAFO
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