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Desde el pequeño puente se observaba lo que quedó del autobús que se accidentó. Los pedazos de lata de color verde, celeste y crema flotaban en el río San Pablo de Tarugo.
Los vidrios de las ventanas y del parabrisas dejaron huella del recorrido que hizo el vehículo, de placas PII633, antes de caer al barranco.
El pasado jueves, a las 07:00, el autobús transportaba a 51 pasajeros de la comunidad San Pablo de Tarugo, de la parroquia Canuto, en el este de Chone (Manabí). Ellos iban a la Unidad Educativa del Milenio Temístocles Chica Saldarreaga.
En el kilómetro 9 de la vía Tarugo - Canuto subió a la unidad Mariana Vélez, la profesora de computación de Unidad Educativa. Ella se sentó en el primer asiento; a la derecha, junto a una alumna del séptimo año.
Rosa Mendoza, madre de Vélez, recuerda que cuando su hija salió de la casa ella estaba en la cocina. "Me dijo mami ya me voy". La madre miró por la ventana del segundo piso de la casa construida con madera para ver partir a su hija. "Todos los días ocurría igual. Salía a las 07:00 y regresaba a las 15:00", dice la madre.
El autobús hizo dos paradas más en la casa de unos estudiantes. El vehículo recorría 12 kilómetros, a diario, por una calle de tierra. La última parada que realizaba era en la institución educativa.
El bus realizaba recorridos de lunes a viernes, de forma particular. "Fue la única solución que encontramos para trasportarnos porque los buses solo llegan hasta Canuto". Los 400 moradores de la comunidad de Tarugo antes utilizaban caballos o mulas para movilizarse.
A las 07:00, el servicio del bus es exclusivo para las personas de la institución. 500 metros antes de llegar a su destino el vehículo tuvo una falla mecánica. Los frenos empezaron a fallar. El exceso de pasajeros influyó para que el conductor perdiera pista.
El bus rodó sin dirección por la calzada. Pasaron por la institución sin poder parar. A los costados de la calle había niños que caminaban en sentido contrario al bus.
Los vidrios de las ventanas y del parabrisas dejaron huella del recorrido que hizo el vehículo, de placas PII633, antes de caer al barranco.
El pasado jueves, a las 07:00, el autobús transportaba a 51 pasajeros de la comunidad San Pablo de Tarugo, de la parroquia Canuto, en el este de Chone (Manabí). Ellos iban a la Unidad Educativa del Milenio Temístocles Chica Saldarreaga.
En el kilómetro 9 de la vía Tarugo - Canuto subió a la unidad Mariana Vélez, la profesora de computación de Unidad Educativa. Ella se sentó en el primer asiento; a la derecha, junto a una alumna del séptimo año.
Rosa Mendoza, madre de Vélez, recuerda que cuando su hija salió de la casa ella estaba en la cocina. "Me dijo mami ya me voy". La madre miró por la ventana del segundo piso de la casa construida con madera para ver partir a su hija. "Todos los días ocurría igual. Salía a las 07:00 y regresaba a las 15:00", dice la madre.
El autobús hizo dos paradas más en la casa de unos estudiantes. El vehículo recorría 12 kilómetros, a diario, por una calle de tierra. La última parada que realizaba era en la institución educativa.
El bus realizaba recorridos de lunes a viernes, de forma particular. "Fue la única solución que encontramos para trasportarnos porque los buses solo llegan hasta Canuto". Los 400 moradores de la comunidad de Tarugo antes utilizaban caballos o mulas para movilizarse.
A las 07:00, el servicio del bus es exclusivo para las personas de la institución. 500 metros antes de llegar a su destino el vehículo tuvo una falla mecánica. Los frenos empezaron a fallar. El exceso de pasajeros influyó para que el conductor perdiera pista.
El bus rodó sin dirección por la calzada. Pasaron por la institución sin poder parar. A los costados de la calle había niños que caminaban en sentido contrario al bus.
El conductor para no atropellarlos giro el vehículo a la derecha. Entonces chocaron con una de las paredes del puente San Pablo de Tarugo. El cemento cedió y el bus cayó a la orilla del río. El puente tiene 20 metros de altura.
El estruendo se escuchó en la comunidad. Los estudiantes del sector empezaron a gritar. El alboroto llegó hasta la casa de la profesora. Mendoza despertó a su esposo, César Vélez, que a esa hora aún estaba en la cama.
Él corrió hasta el lugar del accidente. La primera imagen que vio fue la del bus destruido. En medio de los escombros y de los niños heridos buscaba a su hija, de 26 años. "Cuando la encontró grito con desesperación", aseguró Antonia del Carmen, madre de familia.
Vélez esperó a que se hicieran el levantamiento del cadáver. Luego caminó hasta su casa. Abrazo con fuerza a su esposa y no volvió a pronunciar palabra. Su llanto no lo permitía. Mendoza fue su portavoz.
Mariana Vélez era la única hija mujer y era el orgullo de la familia. "A pesar de que somos de escasos recursos económicos, ella siempre luchó por estudiar". Su madre recuerda que muchas veces no tuvo para los pasajes y caminó hasta el centro de Chone, alrededor de 20 kilómetros, para llegar a la Universidad Técnica de Chone, donde se graduó.
Las vecinas del barrio estaban consternadas. Horas después del accidente ya vestían de negro y de blanco. Sus rostros lucían sonrojados por las lágrimas. "Era la profe de todos", afirmó Emperatriz Cedeño. Ella hacía parte del grupo de madres de familia, a quienes Mariana Vélez les daba clases de computación gratis, tres veces a la semana.
"El miércoles anterior nos aconsejó. Nos dijo que la edad no es un impedimento para estudiar y cumplir nuestros sueños", aseguró Cedeño.
A dos cuadras de la casa de la profesora. En una vivienda de construcción mixta (cemento y madera) la familia Saltos Moreira también estaba de duelo. Las dos hijas mujeres estuvieron en el bus accidentado.
Mariana, de 13 años, falleció. Cursaba el octavo año de educación básica. "Eran las primeras clases y estaba feliz porque recién le habíamos comprado el uniforme y los cuadernos", afirmó con la voz entrecortada su hermano mayor Cristian.
Sandra, de 17 años, tuvo heridas en el cuerpo, pero se salvó. Segú su hermano desde que llegó al hospital no hizo otra cosa que preguntar por su hermana. "Nos dijeron que le darían el alta el lunes. Ese día le contaremos lo que ocurrió".
Los moradores de la comunidad están recolectando dinero para entregarles a las familias de las víctimas del accidente. Hubo cuatro fallecidos y 47 heridos. Ayer por la tarde estaba previsto que se realicen los funerales.
Fuente: EL COMERCIO*
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