***SNN
POR: Jaime Galarza Zavala
jaigal34@yahoo.es
Lo proclaman a gritos, con los ojos inyectados de odio, la boca echando espuma: “¡Hay que tumbarle a este...!”. Nada de esperar el 2017 para enfrentarlo en las urnas.
Hay que tumbarlo ya, sin pérdida de tiempo, ahora que está golpeado por los plantones y las marchas, por los errores del Gobierno y de la Asamblea, por la inoperancia de Alianza PAIS y de sus líderes.
Ahora que la ‘prensa corrupta’ ha recuperado un poquito de credibilidad poniéndose al lado de toda clase de reclamantes.
Así piensa y en esa dirección actúa la ‘contra’ nacional, que nos recuerda aquella ‘contra’ que bañó de sangre a Nicaragua para acabar con la Revolución Sandinista. ‘Contra’ nacional que es parte de la continental manejada por la CIA y el Pentágono, los dos brazos asesinos de Norteamérica, golpeados aquí severamente por Rafael Correa cuando recuperó la base de Manta para la soberanía ecuatoriana, expulsó del país a esos dos gringos con cobertura diplomática y a la mismísima Heather Hodges, la embajadora metiche, y luego al grupo militar estadounidense que operaba desde la embajada con 50 asesores gringos metidos hasta en la sopa de nuestras Fuerzas Armadas.
Esto además de la campaña de dignidad nacional bajo el lema ‘La mano sucia de Chevron’. Acciones todas ellas consideradas de lesa majestad por el imperio, y que le hacen acreedor de la horca al Presidente de los ecuatorianos.
Correa debe, pues, pagar por todo aquello. Y no solo Correa: todos cuantos le apoyan, especialmente los componentes de la lista LINX, lista que en nuestro país y en cualquier otro de América Latina mantiene la CIA y que la integran los “cien elementos más peligrosos para la seguridad nacional de Estados Unidos”.
Todo lo cual se agravó en 2008, cuando el presidente Correa desarmó la Dirección de Inteligencia Militar y la UIES policial, nidos de espías y agentes a sueldo de la embajada, que luego hicieron causa común con el 30-S y que hoy empujan descaradamente la corriente ‘Fuera Correa, fuera’.
En cuanto a los integrantes de la ‘contra’ criolla, hay que diferenciar a sus componentes: hay los fascistas de convicción, amantes de la violencia; los mercenarios locales y venezolanos, amantes de la plata; los ambiciosos de figuración, los resentidos, los honestamente decepcionados, y la gente del montón, esas ingenuas e ingenuos ecuatorianos a quienes los vivos les aplican sabiamente el ‘pendejómetro’ para que salgan a defender en las calles las herencias, las plusvalías y la evasión de impuestos de los millonarios que les explotan y despellejan.
Y claro, agazapados dondequiera están los ‘quintacolumnistas’ encargados de espiar casa adentro, sabotear obras, incrementar la corrupción y procurar medidas que aumenten el descontento popular, echando leña al fuego.
Este es el panorama que vive el Ecuador de hoy y que se agravará (plantones, desinformación, francotiradores) cuando el papa Francisco se haya despedido de nuestra tierra, alumbrada por una titilante y débil luz de esperanza. (O)
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