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Tras la destitución del presidente Abdalá Bucaram, los líderes del Partido Social Cristiano inician una pugna para nombrar a autoridades. La primera acción de Alarcón fue visitar a Febres Cordero.
La caída del gobierno de Abdalá Bucaram, en febrero de 1997, supuso una frenética maniobra política por la consecución de cargos en la naciente administración interina de Fabián Alarcón. En ese juego, el fallecido líder del PSC, León Febres Cordero y el que fuera su heredero político, Jaime Nebot, fueron los protagonistas para colocar a funcionarios “a su medida”.
Ese panorama es mostrado en las conversaciones telefónicas que el sábado pasado se emitieron en el enlace sabatino, pero que ya llevaban buen rato publicadas en las redes sociales.
En los audios se escuchan las conversaciones de los otrora hombres fuertes del país, además de sendos diálogos con los hermanos Franklin y César Verduga, en aquella época diputado socialcristiano y ministro de gobierno, respectivamente. Cuando Nebot habla con César Verduga le anticipa que él confeccionará una lista de nombres.
“Yo voy a hacer un cuadro, lo voy a discutir contigo y con Fabián (Alarcón), ustedes lo aprueban y solo eso se hace y ni más ni menos hermano, porque si no te van a someter a una presión que es un absurdo”, ordena. Y le pide tranquilidad porque él (Nebot) responderá por el bloque legislativo, pese a que por la época solo era un ciudadano más, tras perder las elecciones presidenciales de 1996.
Otra conversación es entre Nebot y el entonces diputado Franklin Verduga. El hoy Alcalde de Guayaquil ratifica que hará una lista para algunos cargos.
En otro diálogo, León Febres Cordero, burgomaestre en ese entonces del puerto principal, y Jaime Nebot hablan de repartos en varios cargos que él consideraba imprescindibles para hacer un “buen trabajo” en el puerto principal. Estos eran la Gobernación del Guayas, la desaparecida Comisión de Tránsito del Guayas (CTG) y la antigua Empresa de Agua Potable (Ecapag).
https://youtu.be/F8DF3zM1i3U
Febres Cordero propone a Carlos Morales para presidir la CTG, lo que finalmente se produce. Pero el funcionario solo dura hasta junio de ese año cuando debe abandonar el puesto por el escándalo de la Garita 3, en el que también estuvo implicado Franklin Verduga.
El líder socialcristiano le indica a Nebot que Alarcón iba a nombrar como canciller a José Ayala Lasso, lo que también ocurre. Lo mismo sucede con la Gobernación del Guayas. Febres Cordero quería en el cargo a Rafael Guerrero (+), conocido radiodifusor de CRE.
En el diálogo se escucha a un iracundo Febres Cordero por el nombramiento de Marcel Laniado, fundador del Banco del Pacífico. Él lo quería en Ecapag y Nebot le habría propuesto la Junta Monetaria.
Finalmente el banquero ocuparía la presidencia de la desaparecida Comisión de Estudios para el Desarrollo de la Cuenca del Río Guayas (Cedegé).
El expresidente suelta el nombre de Ramiro Ricaurte para la Junta Monetaria, pero finalmente este fue designado ministro de Defensa.
Antes de llegar a la Jefatura de Estado, Alarcón era presidente del Congreso. Para llenar esa vacante, Febres Cordero propone a Franco Romero, pero solo hasta el 10 de agosto de 1997. Todo eso se cumplió.
Romero era en ese entonces vicepresidente del Congreso por la Izquierda Democrática y hoy es asambleísta por el PSC. “No tenía ninguna relación o afinidad con el expresidente León Febres Cordero (PSC), yo conocí de ese audio en esa época, pero no vi la presentación del presidente de la República, por lo tanto no puedo opinar o manifestar sobre lo expresado”, expresó.
Según él jamás hubo algún acuerdo para que este asumiera la Presidencia del Congreso, después de la destitución de Bucaram. Luego del golpe de Estado, él convocó a un periodo extraordinario para elegir al nuevo presidente del Congreso Nacional, dignidad que recayó en Heinz Moeller.
A éste último también lo citan en los audios. “Moeller me dijo que yo no lo dejaba dormir y lo mismo Verduga exigiendo la Presidencia del Congreso”, señala Febres Cordero.
Este Diario se contactó con el extitular del Congreso, pero este no contestó el pedido de entrevista.
Ayer, en una entrevista radial, Nebot optó por eludir el tema. No desmintió la veracidad de la grabación, pero aseguró que son hechos de hace 20 años “que no tienen importancia en la realidad actual (...) El pueblo me ha juzgado. Esto me suena a la clásica cortina de humo”.
EL TELÉGRAFO también se contactó con Franklin Verduga, quien solicitó un cuestionario por escrito, pero no contestó hasta el cierre de esta edición.
Los antecedentes
El año 1997 comenzó de manera turbulenta para el gobierno de Bucaram. De alguna manera Febres Cordero lo había vislumbrado el año anterior. Luego de reconocer la derrota de su pupilo Nebot, el líder socialcristiano dijo que daría 6 meses para que el roldosista cumpliera con sus ofertas de campaña.
En enero empezaron las protestas de estudiantes y movimientos sociales en varios puntos del país, sobre todo en la capital.
Los partidos políticos de oposición, como el PSC, ID, DP, principalmente, junto con la Junta Cívica de Guayaquil y gremios empresariales configuraron un denominado Frente Cívico, el cual anunció un paro de actividades para el 5 de febrero.
Dos días antes de esa jornada se efectuó una reunión entre los expresidentes Rodrigo Borja (ID), Osvaldo Hurtado (DP), el excandidato presidencial Jaime Nebot (PSC), los jefes de bloque del legislativo Heinz Moeller (PSC), César Verduga (DP), Luis Macas (Pachakutik/Nuevo País) y Raúl Baca Carbo (ID). También estuvieron Ricardo Noboa Bejarano, Rodrigo Paz y José Gallardo Román.
“Como ciudadanos ecuatorianos de convicciones democráticas, superando incluso diferencias ideológicas y hasta personales, nos hemos unido para defender al pueblo de una política económica despiadada y para terminar con el autoritarismo, la improvisación y la frivolidad de Bucaram”, señaló el comunicado que salió de esa cita.
Los políticos exigieron al Congreso que se reúna el 5 de febrero (fecha del paro nacional) para recibir la demanda ciudadana de destitución del Presidente de la República y solicitaron al titular del Legislativo, Fabián Alarcón, que convoque a periodo extra para enfrentar la crisis política.
Todo salió según el plan. El 5 de febrero fue el paro general. Al día siguiente se produjo el cese de funciones de Bucaram y en la noche, tras una larga jornada, asumió el poder Alarcón, con la figura de Presidente interino, que no existía en la Constitución de ese entonces.
Tras varios días de pugna entre Alarcón, la vicepresidenta Rosalía Arteaga y el propio Bucaram, el primero es ratificado como presidente interino y posesionado por el titular (e) del Congreso, Franco Romero. Los primeros decretos fueron el nombramiento y posesión del Secretario de la Administración Pública, Arturo Gangotena; y del ministro de Gobierno, César Verduga, acusado posteriormente por el mal manejo de los fondos reservados.
Al día siguiente de entrar en funciones como presidente interino, Alarcón se desplaza hasta Guayaquil y se reúne con el alcalde León Febres Cordero para “agradecerle por su actitud democrática y digna en defensa del orden constitucional”. Para ese momento Bucaram ya estaba en Panamá en condición de asilado político.
Febres Cordero le expresó a Alarcón: “Nosotros tenemos la seguridad de que el pueblo de Guayaquil sin consignas políticas, ni partidistas, ni ideológicas va a respaldar a un gobierno que nace de una voluntad de la soberanía popular”.
Días antes del derrocamiento del gobierno roldosista, el líder socialcristiano había prometido que su partido no tendría ninguna cuota de poder en la nueva administración.
Este Diario intentó también entrevistar a Alarcón, pero este evadió la solicitud. (I)
Fuente: EL TELÉGRAFO
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