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BOGOTÁ. La administración local de Nobsa (Colombia) aprovechó la fiebre por la clasificación de la selección nacional al Mundial de Brasil y enfrentó a dos equipos, cada uno de 10 corderos, en representación de Colombia y Brasil. AP
En la cancha no hubo gritos ni celebraciones de gol, pero las jugadoras balaron sin parar.
Con un partido de fútbol entre una veintena de ovejas se celebró el domingo el "día mundial de la ruana" en un frío pero colorido municipio del noreste colombiano.
La administración local de Nobsa aprovechó la fiebre por la clasificación de la selección nacional al Mundial de Brasil y enfrentó a dos equipos, cada uno de 10 corderos, en representación de Colombia y Brasil.
Tras unos 50 minutos de juego, el conjunto colombiano, que vistió de camiseta amarilla y calzón rojo, se impuso 4-3 sobre la cuadrilla carioca, que lució casaca amarilla y pantaloneta azul.
Los goles de Colombia llegaron de las patas de las ovejas apodadas Carlos Vacca, Radamel Falcao y James Rodríguez, que anotó dupleta y le entregó la victoria a las nacionales durante el tiempo complementario.
"Fue un partido muy duro, pero demostramos que somos las vedettes de este mundial", exclamó William Moreno, entrenador del seleccionado colombiano y funcionario de la secretaría municipal de Cultura.
Por Brasil, Ronaldinho, Kaká y Robinho mandaron a guardar la pelota de espuma, que era amarrada a la pata del animal que anotaba.
Celebradas y coreadas por cientos de asistentes, las anotaciones de lado y lado fueron variopintas: a tres toques, tiros libres y desde el punto penal.
El "lobo feroz" impartió la disciplina en el denominado "estadio ovejuno" o una cancha de césped y gravilla a las afueras de Nobsa, departamento de Boyacá y a unos 130 kilómetros al noreste de Bogotá.
El encargado de interpretar al fiero juez fue Henry Álvarez, de 40 años y empleado de Obras Públicas de Nobsa. De un papel discreto en el primer tiempo, el lobo expulsó en la segunda parte a Robinho por "recurrir al juego fuerte" contra Falcao.
En la cancha, cada cordero era guiado por una o dos personas, las mismas que tiraban de él para que cumpliera las tareas ofensivas y defensivas. El traslado del esférico se distribuía entre las ovejas, cada tantos minutos.
El alcalde Ramiro Barragán dijo que, aprovechando el festival anual de la ruana, "organizamos un partido de fútbol en homenaje a la selección Colombia que estará en Brasil y en honor a las ovejas, (cuya lana) es materia prima para la ruana".
De entre el público apareció la excandidata a la vicepresidencia Aída Avella, quien felicitó a los boyacenses por el evento.
"Estoy muy emocionada porque Colombia ganó en un partido de ovejas... Hay que felicitar a Boyacá porque produce grandes deportistas y grandes ovejas", indicó Avella.
Vestida con la camiseta de Colombia, Carmenza Figueroa, una profesora de 34 años, celebró la creatividad de los pobladores.
"Me divertí mucho porque la genialidad de los colombianos es espectacular", dijo.
El día mundial de la ruana, un capote tejido en lana de oveja, se celebra desde hace 13 años en Nobsa, cercana a la población de Cómbita, donde creció el ciclista Nairo Quintana, que en la jornada se coronó campeón del Giro de Italia.
De hecho, apenas Quintana vistió la maglia rosa, los tejedores boyacenses se dieron a la tarea de fabricar y ofrecer ruanas de igual color, que eclipsaron a las tradicionales de color blanco, negro y café.
Como parte del festival anual, las autoridades locales organizan un desfile de ruanas, un encuentro de música típica carranguera y concursos de esquilaje, hilanderas y tejedores.
Las ruanas de Nobsa -de unos 14.000 habitantes, buena parte de ellos cultivadores de cebolla- han traspasado fronteras y entre sus clientes se cuentan los fallecidos papa Juan Pablo II, el nobel Gabriel García Márquez y el cantante 'Cheo' Feliciano.
Fuente: el universo
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