***SNN
POR: Roberto Follari
La oposición política se ve perdiendo las elecciones en Argentina. La derecha ideológica y el stablishment abandonaron su convencimiento autoinfligido, según el cual el Gobierno nacional/popular iba a estar ahora en ‘fin de ciclo’. No fue así; el Frente para la Victoria ganó las primarias en todos los distritos electorales del país, excepto cuatro. Tan amplio triunfo ha herido la sensibilidad de quienes querían volver a apropiarse del gobierno. Incluso, si por algún ardid de segunda vuelta electoral o unificación forzada entre agrupaciones lograran llegar a la presidencia, su gobierno sería de tal fragilidad que no podría sostenerse, al no tener apoyo en gobernaciones locales ni en el Congreso.
Por ello, abren el paraguas. Desde ya quieren deslegitimar el casi seguro triunfo oficialista. Así, han colaborado a quemar urnas en la reciente elección en la provincia de Tucumán, y luego -basados en esa acción- decir que hubo irregularidades en el comicio. En este, perdieron por casi 15 puntos, y las urnas quemadas están lejísimos de compensar esa cantidad. Ganó el actual Gobierno nacional, y esa es la noticia que no soportan.
Ahora pretenden un inseguro voto electrónico para las elecciones nacionales, que cambiaría las reglas del juego en medio de la actividad preelectoral. Tal cambio es obviamente imposible y sería ilegal, pero se lo propone para deslegitimar el resultado, siempre que sea opuesto a sus intereses. En los distritos en que las oposiciones han ganado, el kirchnerismo ha respetado la voluntad ciudadana y no ha hecho esta clase de planteos basados en el resentimiento de la derrota.
En fin: se trabaja en búsqueda de acabar con el proceso político iniciado hace 12 años en Argentina. Mientras, en Chile, una sospechosa movilización de camioneros terminó en violencia la semana pasada, dejando mal parado al gobierno de Bachelet; muchos recordaron el rol de las huelgas de transporte en el derrocamiento de Salvador Allende.
Es sabido que en Brasil las movilizaciones, muy activas hasta hace dos semanas, han pedido la caída del Gobierno y, en algunos casos, han llegado incluso a la insólita demanda de que retorne la dictadura militar, en una vergonzosa asunción de voluntad antidemocrática y represiva.
En Venezuela, las medidas del presidente Maduro para proteger la frontera con Colombia (donde, por ej., el contrabando de gasolina es costumbre inveterada) han servido para que la oposición retome más activamente críticas y hostigamientos.
Como se ve, es un mapa complejo -y muy probablemente articulado- de acciones contra los gobiernos populares de la región. Por supuesto, Ecuador no está exento. Y cualquiera sea la justicia que pudiera adscribirse a algunas de las reivindicaciones sostenidas para el levantamiento indígena, resulta evidente que las formas del mismo se ligan más a una actitud insurreccional contra las autoridades, que a una movilización pacífica en busca de sostener demandas singulares. (O)
Fuente: EL TELÉGRAFO
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