***SNN
Fuente: El Universo
José Mario Ruiz Navas
jmruizn@easynet.net.ec
La educación, medicina radical
La filosofía popular expresada en la frase “La calentura no está en las sábanas” ilumina la problemática del aumento generalizado de la multiforme criminalidad.
Señalo algunas de sus manifestaciones:
- Las coimas grandes, que no se persiguen con eficacia; y las pequeñas, con cuyo castigo la sociedad pretende lavarse la cara.
- El robo en sus diversas formas, cometido por personas socialmente pequeñas y también por algunas poderosas, con la fórmula tácitamente aceptada: hoy son ustedes, mañana seremos nosotros los “servidores del pueblo”.
Algunos pobres roban gallinas o arranchan celulares; algunos ricos roban con prácticas sofisticadas, como: los contratos firmados sin estudios previos y no debidamente fiscalizados.
-El narcotráfico, que en su paso va echando raíces en Ecuador: se consume hasta en algunas escuelas.
- El sicariato, al que antes solo conocíamos de nombre y que actualmente lo vemos cercano.
- Terrorismo o guerrilla, que en diversa forma destruye la vida, la libertad, los bienes morales o materiales, para infundir el terror en la sociedad Las mismas acciones reciben diverso nombre.
Unos, de acuerdo a una ideología marxistoide, las llaman “guerrilla”, para poder ayudarla; otros las llaman “terrorismo”.
Es cada vez más sonoro el clamor con el que se exige suprimir, mejor, curar estas llagas sociales. Los médicos comienzan por diagnosticar, o sea descubrir la causa o causas del mal.
Muchos señalan con acierto que una causa es la pobreza y, más allá de ella, la falta de trabajo. ¿Es la única causa? Los ecuatorianos éramos antes más pobres; entonces la criminalidad, la corrupción era menor. Cuando niño, no fui menos feliz con juguetes que los niños de hoy despreciarían; eran un signo de amor de mis padres y me bastaron. ¿Qué ha cambiado?
Sin negar que la pobreza es una causa, no es la única, ni la radical. Benedicto XVI en un encuentro con jóvenes en Sulmona enseñó: “La cultura consumista tiende a aplastar al hombre en el presente, a hacerle perder el sentido del pasado. Le priva también de la capacidad para comprometerse, para percibir los problemas y preparar el mañana”.
Consumismo y derechos sin deberes crecen juntos en una sociedad del "yo yo", encerrada en el hoy material. El Papa afirmó que el consumismo, y no solo las dificultades económicas, tiende sombras que oscurecen el horizonte de los jóvenes y que les impide mirar el futuro con optimismo.
La cultura consumista crea falsos valores, “dioses”, que se esfuman y dejan vacía a la persona humana.
Este diagnóstico nos permite afirmar que son indispensables las fuentes de trabajo y mayores bienes materiales; pero que no bastan, no llegan a la raíz del mal.
No hay soluciones inmediatas, sin costo, pero las esperamos de la represión encomendada a la Policía. Represión, por grande que sea, no basta.
La educación integral, en la familia y, complementariamente, en la escuela; educación que abra a las personas unas a otras y a los ilimitados horizontes humanos es medicina lenta pero eficaz.
Educación en reflexión, libertad, creatividad, constancia. Educación, que supere la sociedad de solo derechos, que alimenta el consumismo.
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