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Del total de acusados, 39 son mujeres. Los estudios psicológicos indican que en el 90% de los casos ‘ellas’ atacan para salir de una situación de violencia.
Un equipo de Criminalística efectúa el reconocimiento del lugar en la escena del crimen, hecho sucedido en La Alborada, norte de Guayaquil. Foto: Archivo / El Telégrafo
La desesperación y el temor de perder el patrimonio conyugal que había constituido en sus años de matrimonio, llevaron a Mabel J.M. a planificar cuidadosamente la muerte de su esposo Fernando Montes Ferrín, director médico del hospital Aníbal Álava González, de Calceta, cantón Bolívar, provincia de Manabí, quien ya le habría anunciado que iba a formar un nuevo hogar.
Mabel consiguió el dinero necesario para contratar al sicario Gabriel C.V., quien se encargó de eliminar al profesional de la salud.
La noche del viernes 6 de marzo de 2015 el médico salió del hospital en compañía de una compañera de trabajo para llevarla a su domicilio, cuando se disponía a subir al vehículo, el sicario lo interceptó, le disparó por 6 ocasiones y huyó en una motocicleta.
El galeno fue atendido de inmediato, pero a los pocos días falleció.
Las investigaciones policiales condujeron a la captura del sicario Gabriel C.V., quien habría revelado que Mabel lo contrató.
Ella está prófuga y al igual que el detenido tiene orden de prisión preventiva. El caso está en instrucción fiscal.
Según la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestros (Dinased), de enero a mayo de este año 325 personas fueron detenidas por cometer asesinatos, de este número 39 son mujeres.
No hay un perfil que describa la mente criminal de una mujer asesina, pero los expertos en este caso señalan algunas características que pudieran ser los motivos que condujeron a Mabel a cometerlo, como los celos, el odio, la traición, la violencia intrafamiliar, la pérdida de los bienes, el entorno familiar, entre otros factores.
Evidencias psicopatológicas
El psicólogo forense de la Policía Judicial sargento Segundo Romero Silva considera que si se elaborara un estudio detallado del tema, teniendo en cuenta la importante influencia del medio en el desarrollo evolutivo de la mujer delincuente, se encontrarían evidencias psicopatológicas en su comportamiento criminal.
“ No es común que las esposas sean las protagonistas de un crimen, pero a la hora de matar, no hay que subestimar a las mujeres, ellas son más creativas que los hombres para cometer un asesinato”, sostiene Romero.
“Las mujeres actúan en ese terreno con un perfil muy bajo, sus delitos son mudos, de escasa visibilidad, permanecen en la sombra y, por lo mismo, su carrera criminal dura más tiempo que la de los hombres”, manifestó el especialista forense al referirse a la actividad criminal femenina.
Las circunstancias
Hay dos tipos de circunstancias que pueden llevar a una mujer a cometer un crimen; los pasionales por celos, amor u odio; y por el dinero. “Han existido casos en los que por la herencia, los bienes creados en la unión conyugal, se despierta la avaricia y comienzan a planificar el asesinato de su conviviente”, indica el psicólogo forense.
Para la criminóloga Patricia Guerrero, en la actitud de Mabel se aprecia un egocentrismo, pero depende mucho de cuáles fueron las características de la relación, la separación y los términos en los que quedaron como pareja.
“Las mujeres normalmente actúan de manera organizada y planificada. Es muy celosa con lo suyo, al menos si ella fue parte fundamental de haber amasado bienes en común jamás iba a permitir compartirlos, y obviamente intervienen otros factores”, sostuvo la profesional.
La psicóloga Martha Martínez estima que debería analizarse en Mabel cuál era el pensamiento que la condujo a tomar esa decisión fatal.
“El comportamiento depende de todas las experiencias a lo largo de nuestra vida; seguramente la mujer tenía una relación de pareja muy inestable, con violencia intrafamiliar. Ella podría haber reaccionado a una situación de machismo”, dice.
“Ella tendría celos patológicos, con pensamientos de ‘si no eres para mí, no eres para nadie’; frustración e impotencia, pero habría que escuchar cómo vivía su relación de pareja”, acotó la psicóloga.
“Según los estudios, el 90% de las veces que una mujer ataca a un hombre lo hace para defenderse o para salir de una situación previa de violencia machista”, dijo Romero.
Casos de mujeres homicidas
Cabeza del marido, 6 años en su bolso.
Loretta Burroughs asesinó a puñaladas a su esposo porque se fue con una mujer más joven. Lo descuartizó y su cabeza la llevó por 6 años en un bolso de mano.
Todo para robarle el dinero.
Roxana Valdés Cano asesinó a balazos a su marido, descuartizó el cuerpo y lo cocinó en una marmita, porque descubrió que le había robado 5 millones de pesos.
Por maltrato lo mató y metió en bolsa.
Marisol Villafana Licon, cansada de los maltratos, envenenó, golpeó con un martillo y cortó las piernas de su marido y lo guardó en una bolsa.
Fingió que su marido fue víctima de un atraco.
Sarita apuñaló a su esposo porque la maltrataba. Ella trató de fingir que había sido víctima de un atraco, pero la Policía la descubrió y confesó el crimen.
A puñaladas hasta morir.
Karla Aracely García Laínez no soportó más la violencia doméstica a la que era sometida por su esposo y lo apuñaló en el cuello y otras partes del cuerpo.
Mandaba mensajes para ocultar crimen de marido.
La psicóloga María Alejandra Lafuente Casco, que mató con una sierra a su marido y las partes del cuerpo las ocultó en diferentes bolsas plásticas, mandaba mensajes a sus familiares para que piensen que estaba vivo, pero fue descubierta por la policía mexicana.
Por decir el nombre de exesposa.
Svetlana Ilvina y Anatoly no le perdonó a su marido que en plena intimidad sexual dijera el nombre de su exesposa, y por eso lo mató a puñaladas y después se entregó a las autoridades.
Fuente: EL TELÉGRAFO
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