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En 1980 convenció a una pareja europea a que le comprara la torre del reloj del Malecón de Guayaquil.
Tal era su labia que convenció a incautos con ofertas inverosímiles. Se hizo pasar como hijo de ex mandatarios y hasta vendió la torre del reloj de Guayaquil. Por esas y otras ‘hazañas’, a Sigifredo Dante Reyes se lo conocía más como el ‘Cuentero de Muisne’.
Desde hace un mes permaneció internado en el hospital Eugenio Espejo, luego de que se le detectara un serio problema cardiaco.
Tras la cirugía, Reyes fue trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivos y, según informaron funcionarios del Hospital a este Diario, ayer, lunes 16 de diciembre del 2013, aparentemente tuvo una complicación que le causó la muerte a sus 77 años.
Dante fue el cuarto de ocho hermanos, hijos de Genaro Reyes y Delfina Moreno. El Cuentero recordaba que en su niñez sentía apego por la naturaleza. La secundaria estudio en el internado Simón Rodríguez, de Latacunga, donde, según su testimonio, se graduó de agrónomo.
Luego cursó la Universidad de Guayaquil. Contó que su tesis de ingeniero agrónomo fue sobre la fitopatología del banano. Pero pronto empezó con sus engaños hasta que se convirtió en el más grande estafador del país.
Entre sus relatos, recogidos por diversos medios del país, está que el primer engaño lo cometió en 1962. En ese entonces, tomó un cheque de un amigo cubano, Evelio Sintey Robayo, y con el compró 600 quintales de azúcar en un ingenio.
De su larga lista de engaños, más se jactó que se hizo pasar como hijo del entonces presidente de Costa Rica, José Joaquín Trejos, entre 1966 y 1968.
Según la Policía de esa época, se habría aprovechado de una falsa identidad para alojarse en un hotel cinco estrellas de Quito. Pero pronto fue descubierto por un familiar del entonces presidente de Ecuador, Otto Arosemena.
Pero, de acuerdo con lo que contaba Reyes, toda la fortuna de sus timos se esfumó en viajes al exterior y amoríos. El ‘Cuentero de Muisne’ recuerda aventuras en Filipinas, Uruguay, Canadá, Holanda y otros países.
Cada vez que era detenido también se dio modos para fugarse. Una de estas, en 1975, aprovechó la visita 12 monjas a la cárcel para dar catecismo. A una de ellas le convenció para que le cediera los hábitos y tras rasurarse se escabulló entre las religiosas.
Un año después se escapó de la cárcel de Vinces (Los Ríos) y se fue a refugiar en Santa Isabel, en el suroeste de Azuay. Allí persuadió al sacerdote del lugar para que lo albergara en el lugar con el cuento de que era un pastor. Llegó a ganarse la confianza que hasta celebró algunos matrimonios.
Para el 2004 ya se había fugado de las cárceles del país en nueve ocasiones. Cuatro de la Penitenciaría del Litoral (Guayaquil), dos del ex Penal García Moreno (Quito), una de la cárcel de Portoviejo (Manabí), Esmeraldas y Vinces (Los Ríos).
En la mayoría de ocasiones salió por la puerta principal de los reclusorios. Lo hizo disfrazado de cura, otra de monja y hasta simulando ser un guía penitenciario.
Hasta que en abril del 2005, Sigifredo Dante nuevamente fue detenido. Lo capturaron en Santo Domingo (hoy de los Tsáchilas), por una disposición del juez undécimo de lo Penal de Pichincha. Se lo acusó del asesinato de Sergio Segovia, comerciante de tractores.
En el 2006 fue condenado a 25 años de prisión y permanecía en el ex Penal García Moreno de Quito.
Fuente: http://www.elcomercio.com/seguridad/Cuentero_de_Muisne-muerte-infarto_0_1049295286.html.
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