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BBC Mundo
Humberto Piaguaje espera que su experiencia pueda servir de algo en Luisiana.
Los líderes de varias tribus indígenas de Ecuador implicadas en un largo juicio con una petrolera estadounidense visitaron el estado de Luisiana para compartir su experiencia con las tribus nativas de la costa del Golfo de México.
Cinco grupos indígenas ecuatorianos están envueltos en uno de los litigios medioambientales más largos de la historia.
Llevan 17 años buscando compensación por parte de la petrolera Texaco, ahora propiedad de la estadounidense Chevron, que presuntamente habría vertido en la selva de la Amazonía ecuatoriana más de 68.000 millones de litros de petróleo.
Una cantidad nada despreciable, si consideramos que se calcula que en el Golfo de México se han derramado entre 350 y 700 millones de litros.
Las tribus Cofán, Siona, Secoya, Kichwa y Huaorani vivían en completa armonía con la naturaleza y la selva en una parte poco poblada del oriente de Ecuador.
Hasta que en 1964 Texaco se instaló en la zona y comenzó una explotación petrolera.
La visión de un niño de 6 años
Humberto Piaguaje tenía seis años cuando aquello ocurrió aunque todavía lo recuerda.
El río bajaba lleno de petróleo y los niños se bañaban en él sin saber cómo les afectería, las mujeres lavaban las ropas, limpiaban los platos y tomaban el agua que utilizarían en la elaboración de sus comida a diario
Humberto Piaguaje, representante de la tribu indígena ecuatoriana Secoya
"Era la primera vez que veíamos helicópteros aterrizando en nuestra comunidad. Corrimos a la montaña, pensando que era algún tipo de fantasma. Los hombres llevaban cascos y botas y nunca habíamos visto a nadie vestido así. Tuvo un gran impacto en los niños y en la comunidad".
"Comenzaron a cortar los árboles de la selva, enormes segmentos, incluso aquellos árboles que nosotros considerábamos sagrados", continúa.
La tribu de los Secoya nunca antes había visto el petróleo que comenzó a inundar los ríos en los que se bañaban, bebían y pescaban.
Cuando vieron la gran capa negra que cubría el río, preguntaron a los trabajadores de la compañía petrolera si era peligroso.
Pero dicen que la respuesta que obtuvieron es que podía utilizarse como medicina, para tratar el reumatismo o la gastroenteritis.
Único recurso
Los representantes de la tribu Secoya, Humberto Piaguaje, (dcha) y Kirk Cheramie (izda) tratan de buscar solución a los efectos de la tragedia ecológica.
"El río bajaba lleno de petróleo y los niños se bañaban en él sin saber cómo les afectaría, las mujeres lavaban las ropas, limpiaban los platos y tomaban el agua que utilizarían en la elaboración de sus comida a diario. Esto realmente ha causado un problema a lo largo de los años. Y como no hay otro recurso, se continúa consumiendo".
"He visto morir a muchos niños, ha sido muy doloroso, sobre todo para las familias".
Las organizaciones Amazon Watch y Frente de Defensa de la Amazonía pensaron que esta experiencia podría ayudar a aquellos que sufren directamente las repercusiones del vertido del Golfo del México, como la tribu Nación Unida Houma.
Así que reunieron a líderes de varias comunidades indígenas y los trasladaron a la bahía de Luisiana para que fueran testigos de la tragedia medioambiental con sus propios ojos.
Piaguaje toma un trozo de la tierra y la acerca a su nariz. "Huele a brea, a petróleo", asegura.
El desastre ecológico en el Golfo de México ha destrozado la industria de la pesca, que proporcionaba comida y trabajo a la mayoría de la comunidad.
Los miembros de Houma están también preocupados por el efecto que tendrían las aguas tóxicas si se produce un huracán en la zona.
Los efectos del agua tóxica
Y a esto se añade que nadie sabe a ciencia cierta en qué momento o si alguna vez podrán volver a sus hogares que han sido inundados con aguas tóxicas.
Los Houma vuelven sus ojos a las tribus indígenas ecuatorianas para encontrar respuestas sobre cómo afrontar la situación en caso de que haya un largo juicio.
"He visto morir a muchos niños, ha sido muy doloroso, sobre todo para las familias"
Humberto Piaguaje, representante de la tribu indígena ecuatoriana Secoya
Piaguaje afirma que uno de los objetivos en esta dura batalla reside en mantener la unidad de la comunidad.
"Me parece importante documentar la evidencia del daño, con científicos creíbles e independientes, porque cuando vas a juicio tienes que demostrar que tienes pruebas y si no tienes una evidencia del daño medioambiental que sea concreta y concluyente la compañía logrará evadir su responsabilidad".
Para los indígenas esta estrategia ha sido de momento exitosa.
Se espera que la decisión final del juicio se produzca en los próximos meses y muchos expertos en cuestiones legales creen que los indígenas tienen posibilidades de ganarlo.
Pero en Luisiana, es probable que los afectados tengan que enfrentarse a una larga espera y una difícil carrera si deciden seguir la ruta ecuatoriana e ir a juicio.
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