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Desde el balcón de mi casa, ya concluida la marcha, vimos a un grupo masculino de participantes que se alejaban de la avenida 9 de Octubre y con gesto de desdén se quitaban la camiseta blanca con la imagen de Nebot, para tirarla en la calle o la vereda
POR: Nancy Bravo de Ramsey
nancy_bravo_deramsey@hotmail.com
Unos afirman que en el acto del jueves 25 de junio convocado por el alcalde Nebot en contra del Gobierno, participaron aproximadamente 70.000 personas, mientras que otros aseguran que fueron algo más, y finalmente hay quienes sostienen que ambos cálculos son exagerados, pues los asistentes a la marcha ‘Guayaquil protesta’ no llegaron a 50.000. Lo cierto es que del mismo modo que este punto relacionado con la presencia de más o menos participantes, existen otros temas que ponen en duda la veracidad de los organizadores del acto, dejando entender que esta fue una marcha del engaño, cargada de falsedades.
¿Que todo Guayaquil apoya a Nebot? No hay tal. Y ni siquiera quienes estuvieron presentes en este equivocado acto netamente político son sus simpatizantes. Veamos. Sus fieles seguidores, aquellos que forman parte de ese 2% que conforma la oligarquía ecuatoriana, aplaudían y daban vivas al Alcalde de manera entusiasta y sincera. Ellos se identificaban con los argumentos sin pie ni cabeza utilizados en su discurso por Nebot para refutar lo planteado en el proyecto de Ley de la Herencia. Sin el menor asomo de sensibilidad social. Engañando a quienes lo escuchaban al hacerles creer que aquel proyecto de ley afectaría de manera grave al pueblo, a los sectores populares y a la clase media. Y todos sabemos que esto no es cierto, pues aquella norma busca imponer la equidad entre los diversos sectores ecuatorianos, al señalar impuestos más altos para los que más tienen, de acuerdo al valor de los bienes heredados. En verdad que la imagen que ofrecieron los asistentes a ese encuentro fue algo insólito: los pobres defendiendo los intereses de los ricos.
¿Cómo había sucedido aquello?
El engaño funcionó en esos casos. Pero no en otros que se resistieron a engrosar las filas de algo que se veía a las claras era una farsa. Por eso, muchos de quienes marcharon junto al Alcalde el 25 de junio, lo hicieron a desgano, obligados por las circunstancias. Esto se vivió en la Bahía y en los mercados de Guayaquil, hasta donde llegaron funcionarios de la Municipalidad, quienes en tono amenazante expresaron a los comerciantes que debían cerrar sus puestos de trabajo a las 12 y media del día, a fin de asistir a las 3 de la tarde a la marcha convocada por el alcalde Nebot. Les dijeron también que, si no lo hacían, les cerrarían sus puestos de trabajo, que se los darían a otra persona y que -además- tendrían que pagar una multa de $ 50.
Por otra parte, varios moradores de diversos sectores marginales de Guayaquil les confesaron a miembros de la prensa que hasta esos barrios habían llegado dirigentes de las organizaciones para ofrecerles $ 20 y hasta $ 30, a fin de que asistan a la marcha en contra del Gobierno organizada por Nebot. Y algo muy revelador: desde el balcón de mi casa, ya concluida la marcha, vimos a un grupo masculino de participantes que se alejaban de la avenida 9 de Octubre y con gesto de desdén se quitaban la camiseta blanca con la imagen de Nebot, para tirarla en la calle o la vereda. ¿Se podría pensar que este grupo asistió a la marcha con entusiasmo auténtico y que sus miembros son verdaderos partidarios del Alcalde de Guayaquil? ¡Por supuesto que no! (O)
Fuente: EL TELÉGRAFO
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