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Miles de hinchas barcelonistas salieron ayer a las calles de Guayaquil, para celebrar los 89 años del Ídolo ecuatoriano
Llegaban de todos lados. Solos, acompañados, en familia, con amigos, incluso desafiando la lluviosa mañana guayaquileña. Muchos incluso ni se conocían, pero estaban unidos por una misma pasión: su amor por Barcelona.
Aunque el equipo no está atravesando su mejor momento, el aniversario número 89 del ídolo ecuatoriano no podía pasar desapercibido, por eso su hinchada realizó una multitudinaria caminata.
Alrededor de las 14:30 una marea amarilla invadió las principales calles de Guayaquil hasta desembocar tres horas más tarde en la explanada del estadio Monumental, donde la fiesta continuó.
Jayron Figueroa aprovechó la ocasión para recordar uno de los capítulos inolvidables que el equipo de sus amores le brindó: el 5-0 del último clásico del Astillero de la temporada 2012. Él lo representó con una gran mano de color amarillo, en la que se señalaba la fecha del partido y los nombres de los autores de los goles, con los respectivos minutos.
"Es una espina que (los emelecistas) no se sacarán nunca", dijo, en los minutos previos al inicio de la marcha.
Para Cristian Castro la satisfacción fue doble, celebró un nuevo aniversario del club y ganó dinero vendiendo banderas.
En esta ocasión llevó más de un centenar, que las ofrecía a dos y diez dólares, dependiendo del tamaño.
En menos de dos horas ya había negociado la mitad de la mercadería y no descartaba la posibilidad de llevar más. "Ni cuando Emelec salió campeón gané tanto. Barcelona es el más grande del país".
Al igual que él, muchos comerciantes llegaron al lugar (alrededor del parque Guayaquil) para ofrecer cintillos, gorras, camisetas, pulseras y todo lo relacionado con el Ídolo.
TRADICIÓN.
Ángel Torres asistió junto a su esposa Ana y su hija Sofía.
Él, supervisor de ventas, tuvo jornada libre; ella, administradora de una empresa, laboraría en la tarde y aprovecharon para asistir al evento.
Apoyo. El presidente Antonio Noboa recibió a los hinchas en el Monumen
La marcha se inició con dos horas y media de atraso, convocó a miles de personas, provocó inconvenientes en el tránsito vehicular, el cierre de algunos negocios y no estuvo exenta de algunos incidentes; pero al final logró su objetivo: demostrar que Barcelona es una pasión que no conoce barreras.
Fuente: EXPRESO
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