domingo, 5 de junio de 2011

No videntes piden acceso a la lectura

***SNN


Jorge Iván Barre Cedeño es una persona invidente, pero esto no sido barrera para hacer lo que le gusta. El fútbol, es comentarista y director de un programa deportivo en una radio del cantón Buena Fe

EL COMERCIO
Para un vidente leer una poesía, una novela o un periódico es parte de la cotidianidad. Para un no vidente un libro en braille (lecto-escritura táctil) puede llegar a costar USD 300. Si este mismo libro está disponible en formato digital (audio) debe primero descargarse de Internet. Pero no todos los textos se reproducen en este formato y están en la Web.


Para Idakzue Perdomo, representante de los no videntes de Venezuela y quien asistió esta semana a la Jornada de la región andina sobre el acceso a la lectura y el derecho de autor, estas limitaciones no han sido un obstáculo para superar su discapacidad. La lectura simplemente la apasiona y cada día dedica dos horas a leer todo tipo de asignatura y género, a través del programa Joss (audio).


Su objetivo: conocer cada vez más el mundo que no ve.
Dean Lermen, Director del Instituto Nacional para Ciegos de Colombia, lee de 12 a 20 libros al año y a diario busca que alguien le lea los periódicos y revistas.


Su búsqueda por el conocimiento se debe a que es catedrático universitario de tres establecimientos. Ahí enseña política pública y salud, expresión oral y escrita, desarrollo humano y consultoría de proyectos.


Desde joven este profesor acompañaba al escritor Jairo Aníbal Niño a que leyera sus cuentos y poesías infantiles a niños videntes y no videntes de varios pueblos de su país. Esta experiencia marcó su vida y hoy lucha porque los escritores cedan sus derechos de autor a favor de los no videntes.


Es decir que permitan la reproducción de sus obras en braille, audio y macrotipo (sistema de impresión en tinta con caracteres ampliados) sin ningún costo.


En Colombia, al igual que en el Ecuador, no existe una normativa que permita esta reproducción.


La Ley de Propiedad Intelectual ecuatoriana en lo relacionado al derecho de autor contempla 11 excepciones, pero ninguna hace referencia a los no videntes.


Pero Víctor Hugo Vargas, abogado no vidente de Perú, considera que no es suficiente que exista una normativa. En su país hay una norma que garantiza el libre acceso a las obras, pero los costos de la elaboración de los textos son muy altos. Un libro en braille puede llegar a costar USD 300.


Celso Peña, ecuatoriano no vidente y fabricante de materiales tiflotécnicos (artículos para ciegos), agrega que una hoja de un libro normal se transforma en cuatro hojas escritas en braille, de ahí sus altos costos de producción.


Pese a estas barreras, Peña opta por informarse de lo que sucede en su país, a través de Radio Quito, en las mañanas lee y escribe en braille en las noches.


Otro inconveniente que encuentra Luis Narváez, presidente de la Federación Nacional de Ciegos del Ecuador (Fence), es que limitar la lectura a los audios resta la posibilidad de desarrollar capacidades en la niñez y adolescencia de los no videntes.


Por esto cree necesario que exista una mayor elaboración de libros en braille. “La lectura con el tacto posibilita aprender a identificar cada letra con un sonido y el uso correcto de la ortografía”.


En Riobamba, desde 1993, se producen los libros en braille, pero Narváez insiste en que si los autores nacionales e internacionales cedieran sus derechos se ampliarían la producción y el acceso.


Esta imprenta tiene actualmente un convenio con los comisariatos del Ejército, pero se espera que la producción aumente para poderlos comercializar en todo el país a un precio simbólico.


También hay bibliotecas, como la de la Universidad Politécnica Salesiana, en el norte de Quito, en donde estudiantes y profesores voluntarios graban lo que leen, para que las personas con discapacidad visual puedan escuchar. Esto es un servicio gratuito que se ofrece de lunes a viernes.


Una campaña a favor del derecho a leer


En Latinoamérica las personas no videntes tienen un acceso del 1 % a los libros de todo el mundo según Carlos Alberto Cabezas, Director Nacional de Derecho de Autor y Derechos Conexos del Instituto Ecuatoriano de la Propiedad Intelectual (IEPI).


Por esta razón, desde marzo pasado, la Unión Latinoamericana de Ciegos (Ulac) lleva adelante la campaña Derecho a leer.


Esta iniciativa promueve la elaboración de un tratado internacional que establezca una excepción al derecho de autor, que beneficie a los no videntes.
La propuesta es que los libros sean reproducidos en braille y formatos digitales sin costo.


Cabezas explicó que esta propuesta, presentada por Brasil, Ecuador, Paraguay y México, en el Comité de Derechos de Autor y Derechos Conexos (SCCR) de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), hace dos meses, encontró resistencia de los países desarrollados.


"Los estados europeos y Estados Unidos tienen temor de que esta medida afecte a sus industrias culturales, pero el porcentaje de discapacidad visual no es elevado".


Ahora los representantes de Latinoamérica buscan fortalecer la posición de la región. Y para esto Ecuador quiere ser el primero en reformar su legislación y acogerse a un posible tratado internacional. Según el estudio psicosocial, pedagógico y clínico-genético que realizó la Misión Manuela Espejo, en el país hay 25 470 personas con discapacidad, la mayoría se diagnostica en la fase posnatal.


El próximo 15 de este mes, en Ginebra, el país llevará esta propuesta regional al SCCR . Este colectivo aclaró que una excepción en el derecho de autor no significa una falta de respeto a la creación del escritor. Más bien se trata de un compromiso ético y moral.

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