sábado, 12 de marzo de 2011

El norte costero de Manabí reanuda sus actividades

***SNN

 Foto: Archivo Pedernales
Igual ocurría al mediodía en Pedernales, en el norte de Manabí, donde también aparecieron los primeros grupos de turistas

Con escoba en mano, Miguel Rosales se empeñaba en limpiar su restaurante Don Miguelón, ubicado en la salida norte del cantón San Vicente, en Manabí. Su jornada empezó a las 07:00, una hora antes de lo habitual. Quería recuperarse en algo de las pérdidas económicas que le causó el viernes el cierre obligado de su local como medida de prevención ante el riesgo de un tsunami.


Como visitantes y habitantes del lugar se fueron a las partes altas, a Charapotó y otros lugares del interior de Manabí. El viernes Rosales apenas vendió USD 40, de los 300 que normalmente recauda a diario, por la venta de platos preparados con mariscos y otros productos de la Costa.


Por eso esperaba que volvieran los turistas a la zona. Poco a poco, la gente empezó a acudir hasta el local ubicado junto al malecón y desde donde se tiene una gran panorámica del mar. Rosales comentó que aceptó el pedido de evacuar más por precaución, aunque se mostró convencido que los vados que protegen la zona hubiesen evitado mayores impactos de los oleajes.


En tanto, en el balneario de Canoa, a media mañana, empezaron a aparecer los primeros bañistas y un grupo de surfistas. Estos últimos aprovechaban las buenas olas que había para practicar su deporte.


Otros turistas aguardaban un poco, aunque a esa hora el sol ya quemaba. Los restaurantes y negocios, que la noche del viernes estuvieron todos cerrados, volvían a abrir sus puertas.


Igual ocurría al mediodía en Pedernales, en el norte de Manabí, donde también aparecieron los primeros grupos de turistas.


Sin embargo, los pescadores de Canoa, Jama y Pedernales decidieron esperar unas horas más para volver a sus faenas en alta mar. Las fibras o canoas como la de Ulpiano Intriago, que fue la última en retornar de la pesca al caer la tarde el viernes, continuaban acoderadas en los malecones.


En las primeras horas de la mañana, Bahía de Caráquez también empezó a recuperar el movimiento habitual. La mayoría de sus pobladores que evacuaron a las partes altas había retornado a sus casas en la madrugada.


En algunos locales como el de la hostal Coco Bongo, un empleado limpiaba la planta baja que se había inundado, pero no por el oleaje, sino por un torrencial aguacero que cayó en la madrugada y colapsó los desagües.


Así, los habitantes del norte de Manabí retomaban sus actividades cotidianas sustentadas especialmente en el turismo. Unos se dedican a la gastronomía, otros al hospedaje, dotación de servicios como el alquiler de carpas, ventas de bebidas y otros. (El Comercio) 

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