miércoles, 12 de octubre de 2011

Tratamiento no tradicional pudo acortarle la vida a Steve Jobs

***SNN





Steve Jobs pudo haber vivido mucho más si durante su tratamiento hubiera tomado decisiones distintas a las que adoptó y que básicamente fueron una cirugía tardía y un transplante de hígado.

Esa es la conclusión a la que han llegado varios expertos y que se ha publicado en algunos medios especializados.

 The Daily Beast uno de sitios de información más importantes del mundo y que recientemente se fundió con Newsweek trae un artículo firmado por Sharon Begley en el que se afirma que las terapias y decisiones que tomó Jobs en relación con su enfermedad pudieron haber acortado su vida.

Básicamente, el argumento es que Jobs no sufría de un cáncer pancreático, como se ha dicho comúnmente, sino un tipo de tumor llamado neuroendócrino que es muy lento en crecer y si se lo trata de forma adecuada permite vivir a los pacientes entre 8 a 10 años si no es más.

Según Begley en The Daily Beast, Jobs tenía razón de estar optimista cuando, en el 2004, anunció que tenía cáncer en su páncreas exactamente su enfermedad no era esa ya que la gente que sufre de cáncer al páncreas tiene una prognosis de alrededor de 10 meses.

Pero Jobs sufría de un tumor de páncreas neuroendócrino que se diferencia del otro en que no surge de células del propio páncreas.

 Los llamados tumores neuroendócrinos  surgen de hormonas aisladas que producen células que no están en ese órgano.

 Este tipo de cáncer no es común.

 Jobs supo en el 2003 que él tenía un extraño tipo de cáncer que consiste en células aisladas llamados tumores neuroendócrinos.

 Como el nombre lo sugiere, aparece de células aisladas.

  A diferencia del cáncer de páncreas, con un cáncer neuroendocino "si lo detectas a tiempo, hay un verdadero potencial para la cura", según cita The Daily Beast al cirujano oncólogo Joseph Kim de Ciudad Esperanza (City of Hope), un centro especializado en cáncer en Duarte, California.

Aunque la gente cercana a Jobs no ha querido hablar sobre las decisiones que tomó sobre su tratamiento, entrevistas con expertos en tumores neuroendócrinos sugieren que algunos de sus decisiones no extendieron su vida y más bien la acortaron.

Este cáncer fue detectado durante un scan que se hizo a Jobs en octubre del 2003 como lo reporteó
la revista Fortune en el 2008. Jobs lo mencionó  en su discurso en la Universidad de Stanford.

Aparentemente lo hizo como parte de una rutina aunque no se descarta que lo haya hecho por síntomas que tenía y que probablemente se debía a los tumores neuroendócrinos que producen hormonas en ocasiones, según Matthew Kulke del Dana-Farber Cancer Institute de Boston, citado por The Daily Beast.

La publicación sostiene que entre los médicos no hay duda de que el mejor tratamiento es la cirugía, especialmente para quienes el cáncer no ha salido del páncreas.

 Se ha encontrado que por el lento crecimiento de estos tumores muchos pacientes mueren con este mal y no por culpa de él.

A pesar de la opinión de los expertos sobre la importancia de la cirugía, Jobs no lo hizo inmediatamente luego del diagnóstico.

Prefirió  no operarse y por nueve meses se sometió a terapias alternativas, incluyendo lo que la Fortune llamó "una dieta especial".

Cuando el scan mostró que el tumor original había crecido, finalmente lo extrajeron el 31 de julio del 2004 en
el hospital de la Universidad de Stanford donde fue intervenido por una de las eminencias del campo el Jeffrey Norton.

A pesar de la demora en la cirugía, el optimismo de Jobs expresado en un mail a su empresa no era irreal: la mayor parte de los pacientes diagnosticados con tumores neuroendócrinos en el páncreas viven al menos otros 10 años.

La operación no fue sencilla, de acuerdo a The Daily Beast. Se extrajo el lado derecho del páncreas, la vejiga, partes del estómago, el ducto biliar y el intestino pequeño.

Esto hace pensar que el tumor se había expandido más allá del páncreas o que hubo micrometástasis, agrega. No se descarta que durante esos nueve meses el cáncer se había expandido.

Luego decidió hacerse un transplante de hígado lo cual, según la publicación, es recomendado cuando los tumores se han originado en el hígado pero no cuando han llegado por metástasis.

 Algunas veces es un procedimiento contraproducente, dice la investigación de The Daily Beast. Mejor hubiera sido una cirugía al hígado ya que una estudio del 2003 hecho por cirujanos de la famosa Clínica Mayo dice que cuando solo se extrae una parte del hígado que es afectado por los tumores neuroendócrinos (lo que aparentemente Jobs tenía) la mitad de los pacientes vive 45 meses o más. El mismo estudio plantea que la cirugía es mucho más eficiente que el transplante.

“En efecto, los transplantes de hígado para cáncer metastásico  han sido abandonados desde hace mucho tiempo”, según un médico consultado por la publicación. “Si hay manchas metastásicos en el hígado es mejor extraerlos. A menudo, te dejan vivir unos 8 o 10 años más”, dijo.

En el 2010 la Drug and Food Administration, FDA, aprobó dos nuevas medicinas para los tumores neuroendócrinos: la una se llama
Sutent  de Pfizer y la otra es Afinidor de Novartis.

El problema, concluye la nota, fue la metástasis y no el tumor primario.


FUENTE:EL COMERCIO

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