lunes, 17 de octubre de 2011

Con el esperma a la carta se puede concebir un hijo

***SNN





Como en un menú, las opciones, en términos de genotipos ofrecidos, son: mestizo, blanco, caucásico, negros (con tendencia mulata) y asiáticos. 




Las muestras que se recogen en Ecuador están compuestas de 5 genotipos (características físicas).


Una muestra de semen puede cambiar la vida de una pareja común, de una mujer e incluso de una relación lésbica. A nivel nacional, son cada vez más las personas que acuden a los bancos de semen con el objetivo de que la ciencia haga su trabajo y les permita concebir. Cabe mencionar, sin embargo, que en el Ecuador no existe una legislación que regule esta actividad, y tampoco hay reporte de cuántas muestras se obtienen y se proporcionan.


El tema de la infertilidad, la decisión de tener hijos sin casarse u optar por una tendencia sexual que impide procrear hijos ya no es un mito en el Ecuador, al punto de que hoy dichas decisiones pueden llegar a proporcionar la alternativa de escoger, un poco ‘a la carta’, las características del hijo que se quiere.


Según Santiago Lazo, experto en temas de fertilidad y manejo de bancos de semen, se cotizan cinco genotipos (características físicas) que se proporcionan por requerimiento de los pacientes.


Como en un menú, las opciones son: mestizo (tez trigüeña, ojos negros o cafés, cabello negro lacio o poco crespo, estatura mediana-alta), blanco (tez clara, ojos que van desde el marrón, pasando por el azul y verde y estatura alta), caucásico (estatura mediana, ojos marrón, cabello negro y contextura gruesa), negros (con tendencia mulata) y asiáticos.


Lazo explica mientras abre uno de los contenedores de muestras, de un tanque similar a un cilindro de gas del que emana una neblina helada. En su mayoría son las mujeres quienes eligen el genotipo de acuerdo con el parecido físico de su pareja.


En el caso de los matrimonios se realizan varios estudios al padre; en las solteras la decisión es casi siempre personal, sin la intervención de un tercero; y, en los últimos cinco años, se han incrementado las peticiones de las parejas lésbicas, que buscan características, obviamente, de las dos personas. Lazo, sin embargo, admite que él por un principio ético no hace los tratamientos o proporciona sus muestras a estas parejas.


En Ecuador, agrega, no existe un registro exhaustivo de la venta de las muestras de semen, cuántos bancos e incluso quiénes son las personas que, a ciencia cierta, requieren del servicio, al punto de que se desconoce cuántos embarazos fueron efectivos o a quién fue o irá el “producto”.


Sin embargo, un patrón común en los reportes de ventas establece que los meses con mayor demanda son: febrero (mes del amor y la amistad), mayo (de la madre) y mayo-junio, a espera de que el bebé nazca en diciembre o inicios de enero.




La donación


Todo comienza con la captación de jóvenes que cumplen ciertas características, en su mayoría son estudiantes universitarios.


Uno de los médicos encargados de receptar las muestras asegura que llegan a través de una cadena. Por ejemplo: una de sus hijas, alumna de bioquímica, sugirió a sus amigos de la facultad si querían ser donantes; algunos aceptaron y de a poco se corrió la voz.


En el laboratorio de donación, ubicado en la zona bancaria del norte de Quito, sólo el médico y el laboratorista conocen los detalles personales, psicológicos y de salud del donante.


Para la obtención de la muestra, se preparan cuartos con sillas, camas y televisores en los cuales se proyectan películas pornográficas, se entregan revistas, juguetes sexuales (muñecas) o simplemente se los hace pasar a un baño, donde se encuentran frascos de muestras de orina. Tras una masturbación, está listo el producto.


Los donantes pueden acudir de dos a tres veces al año, y reciben en promedio entre 50 y 150 dólares en retribución por cada donación. Otros lo hacen gratis, como si se tratara de una donación de sangre.


Tras realizar varios exámenes en función de establecer la idoneidad del “contribuyente”, las muestras se conservan congeladas con nitrógeno líquido a una temperatura de -196º C, preservando los espermatozoides por un tiempo indefinido.


Para Newton Rubio, experto en reproducción humana, las alternativas médicas para concebir niños en Ecuador se popularizan, al punto de que cada mes entre 150 y 200 parejas visitan las clínicas en búsqueda de un tratamiento de fertilidad.


Ahora, los bancos no solo preservan las muestras de sus donantes, también de pacientes que serán sometidos a quimioterapias, cirugías testiculares, ausencia del país o se realizarán una vasectomía.


En uno de los “criobancos” de Quito los laboratoristas añaden que la conservación de las “pajillas de gérmenes masculinos” y la posterior venta tienen en su mayoría el fin de beneficiar a parejas y se considera un error médico que, tras la utilización del esperma, las mujeres lleguen a concebir más de dos hijos en una sola inseminación.


Sin contar con una ley, como parte de los códigos de ética de los bancos, está prohibido proporcionar información y que se conozca a los donantes.


Según reportes a los que tuvimos acceso, las primeras propuestas para que los jóvenes donaran su esperma se realizaron en la Universidad Central del Ecuador, en 1984, y las primeras inseminaciones se hicieron con semen colombiano.






El hidrógeno es el elemento conservante


La calidad del semen va decayendo con el tiempo


El doctor Pedro Valdivieso lidera la unidad de fertilidad de la Clínica Alcívar, donde funciona el banco de semen, un lugar donde se guardan en hidrógeno las muestras de los pacientes. Foto: Francisco Ipanaqué | El Telégrafo



Si en 1950 un hombre llegaba a eyacular cerca de 70 millones de espermatozoides por mililitro, ahora tiene la capacidad de expulsar 20.000.


Pasan los años, se caen las hojas de los calendarios y también van desapareciendo los espermatozoides. Existe el banco, las familias necesitadas y los que agitan su muñeca, contribuyendo a la causa.


Sin embargo, explica el médico genetista Xavier Blum, el 50% de las familias que requieren de un donante de semen para perpetuar la especie, sigue esperando porque ya no se encuentra material de buena calidad para estos propósitos. “La mitad de los que vienen a donar no califican, porque tienen problemas de movilidad y rapidez en su esperma”, señala Blum.


La reducción de calidad que tienen los espermatozoides de hoy, dice, y con él coincide el doctor Pedro Valdiviezo, se repite a nivel mundial y responde a muchos factores que flotan en el ambiente. Blum y Valdiviezo dirigen los dos bancos de semen que existen en el ámbito privado en Guayaquil. A nivel de instituciones públicas, el servicio no está disponible.


Para Blum, este trabajo inició en 1989: “Nosotros congelábamos las muestras de los esposos que después utilizábamos en la fecundación in vitro”, recuerda el médico.


En los años 80 eran los marinos que emprendían travesías los que dejaban su semen para ser utilizado en los embarazos de laboratorio en el Centro de Reproducción Asistida Innaifest, que ahora funciona en las instalaciones de la clínica Kennedy.


Allí están guardadas 200 muestras, son tubos de plástico, del tamaño de una regla, preservados en grandes frascos metálicos que parecen antiguas jarras de leche producidas con latón. Los recipientes contienen nitrógeno; cuando el doctor Blum desenrosca la tapa que los cubre, parece que hubiese abierto un congelador de helados: una parte del vapor frío y esponjoso se libera.


La mayoría de los tubos, 140, le pertenece a los hombres que se enfrentan a radio y quimioterapia. Este banco no tiene cajeras, ni mucha publicidad, pero sí depósitos, un laboratorio llamado “sucio” y otro muy limpio en el que se maneja el material donado y preservado.




Hijo de Julia y un desconocido


Tiene 35 años y decidió ser madre, “quizás muy tarde”, recuerda Julia. Es relacionista pública, está casada desde hace cuatro años y antes de llegar a los cinco, ella y su esposo decidieron tener un hijo.


“Intentábamos pero no dio resultado de la forma tradicional, así que empecé a buscar información”, recuerda. “Después de realizarnos unos exámenes, nos enteramos de que mi esposo tenía problemas de movilidad en su esperma”.


Ella le pidió al doctor el líquido viscoso de un hombre blanco, como su esposo. Su niña nació, pero no piensa revelarle jamás que es la hija biológica de un donante. No tendrá problemas con ello pues la identidad de quien entrega su esperma permanece por siempre en secreto.


Esta legislación no es igual en todas partes, por ejemplo en California los padres pueden escoger hasta la fotografía de quien será el nuevo padre “por un poco más de dinero”, dice Blum.


En Innafiest hay dos cosas que no se hacen, asegura el doctor, una de ellas es inseminar mujeres que no tienen una pareja masculina, la otra, hacer bebés a la carta.


“Vendemos las muestras a otros doctores en $ 300”, explica Blum, “no sé si estos médicos inseminen a mujeres lesbianas pero nosotros, aunque no tenemos nada en contra de ellas, solo trabajamos con parejas”. El doctor es el encargado de escoger al donante: “Hasta ahora no he tenido quejas, suelen nacer chicos muy parecidos a sus padres”.



En la Unidad de fertilidad de la Clínica Alcívar, Pedro Valdiviezo siempre procura que “el donante se parezca al marido de la señora”.


“No importa que me pidan otra cosa, de entrada les decimos que es nuestra política”, enfatiza. En estos bancos, el servicio que tiene mayor demanda es el de preservación de espermatozoides para los pacientes con cáncer.


También algunos futbolistas, militares y aviadores pagan anualmente $ 300 en el banco de la Clínica Alcívar, para que sus descargas estén preservadas a menos de 196 grados.


Valdiviezo recomienda a las mujeres jóvenes, preservar sus óvulos porque con el paso del tiempo la fertilidad femenina va decayendo. En la carrera para fecundar a una mujer, un hombre de hoy lanza 20.000 espermatozoides, los posibles padres de 1.950 lanzaban al mundo 70.000.


La cifra se va reduciendo cada año y también la calidad del esperma, es decir lo que ellos llaman “motilidad” y que es la capacidad de movimiento que esta forma de vida tiene. Para donar hay que tener entre 20 y 28 años, tener al menos educación básica y en el mejor de los casos, universitaria.


Se realizan exámenes de sangre, psicológicos y luego de todo este proceso, el hombre lleva su esperma que será guardado durante seis meses. Después se ejecutan los exámenes de HIV y hepatitis.


¿Por qué los espermatozoide han perdido mundialmente su calidad? Los especialistas dicen que la contaminación ambiental por monóxido de carbono, el uso de pesticidas, ciertas medicinas y la alimentación poco nutritiva, inciden en la desaparición y el poco movimiento de sus largos y volátiles apéndices de cometa.



Julia Chávez B.
Fernanda Carrera Toscano
maria.carrera@telegrafo.com.ec


Fuente: EL TELÉGRAFO*




1 comentario:

  1. Hola disculpa tal vez solo haya la probabilidad de que solo me vendan el esperma gracias mi correo es leiddyarista-24@hotmail.com

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