domingo, 17 de julio de 2011

San Biritute devuelve a Sacachún la ilusión de un porvenir fértil

***SNN


EL UNIVERSO* | Marcia Andrade Peralta

SACACHÚN, Santa Elena. A paso lento y apoyado en un bastón, Ambrosio Tigrero, de 84 años, y Domingo Tumbaco, de 87, caminan al mediodía del miércoles con dirección al comedor comunitario de la tercera edad, por una acera de la calle principal de la comuna Sacachún, a 50 km al sur del cantón Santa Elena, capital de la provincia del mismo nombre.


Desmenuzando sus recuerdos, aquel día avanzan por esa avenida de unos 10 metros de ancho y 400 m de largo donde obreros del Consejo Provincial de Santa Elena, en coordinación con el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC), efectúan trabajos viales de regeneración con una pala mecánica, un rodillo y una motoniveladora. Una calle que hasta hace más de dos meses lucía polvorienta, desierta de gente y llena de heces de ganado y de aves de corral.


“Estos trabajos son por el regreso de San Biritute. Esperamos que con él vuelva la prosperidad que había en la comuna antes de que se lo llevaran”, expresa Tigrero sobre el renombrado monolito de piedra, ícono en la comuna y que desde la tarde de ayer, tras 62 años de espera, finalmente retornó a la comunidad en medio de una gran recepción de los habitantes y autoridades que para el efecto ejecutaron obras de rehabilitación en la localidad.

San Biritute (Virtutis en latín que significa masculinidad), la figura de hombre de 2,35 m de alto al que -según Tigrero, Tumbaco y testimonios ancestrales de otros habitantes- se le atribuía la fertilidad porque “atraía las lluvias para las buenas cosechas”, era capaz de “dar hijos a mujeres estériles” o “curar enfermedades”, marca un antes y un después en la vida de esta comuna de 35 familias (unos 140 habitantes) adonde se llega ingresando por el recinto Buenos Aires (a 15 km), en el km 85 de la vía a Santa Elena.


“Cuando se llevaron a San Biritute se acabaron las lluvias, cosechas y la gente se fue”, recuerda Tumbaco, quien junto a Tigrero y otros pobladores sin éxito, el 30 de septiembre de 1949, trataron de evitar que la guardia municipal se llevara el monolito a Guayaquil, supuestamente por haber despertado el rechazo de la iglesia por la idolatría de los sacachuneños que ya contaban con un templo católico que, aunque sin párroco, sigue en la vía principal.


La creencia de esos supuestos poderes del monolito, cuyo origen se ubica en el cerro las Negras y se atribuye a la cultura Huancavilca que adoraba ídolos de piedra, está desarraigada en las generaciones que crecieron sin él, pero que, igual que Tigrero y Tumbaco, ven en su retorno la ilusión de un futuro fértil para la comuna.


Flora Rodríguez, oriunda de Manglaralto y quien llegó a Sacachún hace 20 años para compartir su vida con su esposo, Flores Lino, no se interesa en la historia de San Biritute.


“No lo conozco”, dice la mujer, pero confía en que la despensa que tiene en la calle principal le deje mejores ganancias con el arribo de los turistas que lleguen a conocer al tótem. “Con los obreros que están haciendo los arreglos me ha ido bien, ojalá venga más gente”, expresa.


Dionicio Tigrero, presidente de la comuna, se muestra optimista con los planes para Sacachún tras la llegada del ídolo, cuyo retorno ocurre por gestiones del INPC, Prefectura de Santa Elena y otros entes que lograron que el cabildo de Guayaquil apruebe el traslado.


Entre las obras visibles muestra la glorieta en cuyo centro, sobre una base metálica con seguridades, se coloca a San Biritute; cerca de él se mantiene una pequeña réplica colocada el año pasado por el Ministerio de Turismo y la vieja cruz de huasango que acompañó al tótem original antes de ser arrebatado a la comuna.


El dirigente también refiere el arreglo de la calle principal con escalinatas y zona de parqueo para los visitantes y anuncia mejoras en la vía de ingreso al pueblo.


“Queremos que se involucre toda la comunidad porque tendremos sitios de venta de artesanías para los turistas”, sostiene. No obstante, admite que faltan obras más relevantes como el sistema de agua potable, alcantarillado y telefonía fija (tienen celular) que se anuncian para el mediano y largo plazo.


Esteban Delgado, director de la regional 5 del INPC, explica que las labores se efectúan por medio del Comité de Gestión coordinado por ese ente.


Entre los planes destaca la ampliación del centro de interpretación donde está San Biritute, restauración de una casa para albergue de turistas, asfaltado de calles, centro de salud, equipamiento de la escuela, capacitación a los nativos, créditos para pequeños negocios, entre otros proyectos productivos y sociales que involucrará a personas de la tercera edad. “Invertimos $ 100 mil y se destinará una suma igual a corto plazo”, expresa.

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